“Paradigmas” – One Shot – Draco&Astoria
Somos lo que los pobres anhelan y nunca tendrán.
El cielo en la tierra.
Caminas por los alrededores de la mansión, llevas rato pensando en cómo expresarte de una manera menos complicada que en un principio. Sabes lo que quieres, es fácil: la quieres a ella. ¿Razones? Son muchas, la más importante es que ella es todo lo que jamás soñaste tener… Pero si lo que deseas con toda tu alma y corazón, es eso que anhelas alcanzar, esa compañía fiel y eterna que todos aspiran a tener.
¿Tienes la menor idea de cómo pasó todo aquello? No. Solo tienes claro que estás enamorado y que ahora en este momento de tu vida debes de tomar una decisión.
No es fácil para ti dejar todo tu mundo y ahora tener que acoplarlo al de ella, pero intentas dejar a un lado el egoísmo y la inseguridad alegando que ella también deberá hacer lo mismo por ti o mejor dicho ya lo hace.
Llevas una de tus mano a la cabeza y la pasas por tu cabello logrando desordenarlo más de lo que ya estaba. Estas nervioso, confundido, inseguro. Tienes miedo de todo lo que pueda pasar después de que decidas que hacer.
No la quieres perder, pero hay algo en tu mente que te impide dar el siguiente paso, internamente te maldices; odias estar contra la espada y la pared, pero es que ella no se merece que la sigas dejando a la espera.
Tu mirada se fija en un tronco y como si estuvieras en modo automático caminas por inercia hacia él, te dejas caer con libertad y pronto bajas tu cabeza dejando que algunos mechones cubran gran parte de tu rostro. La frustración se deja ver en tu mirada y tu expresión.
¿Por qué es tan difícil pedirle que sea tu pareja? Quizás no es difícil, solo complicado, ya que tendrías que aceptar todo lo que eso implicaría. Nuevamente esa necesidad de estar libre te llega, no sabes que hacer, no quieres perderla pero tampoco quieres perder tu libertad. Odias sentirte presionado, es como si alguien comprimiera tus pulmones y te impidiese respirar.
Truenas tus dedos, era un claro signo de búsqueda de un desahogo. Un respingo sale de tus labios a la par que alzas la mirada… la vez. Ahí está: Tan calmada como siempre, con ese aire de tranquilidad que te volvió loco. Ella provoca tantas cosas en ti que ni tú mismo estás consciente de todas, pero sabes que son buenas y aunque no tengas el control, te encanta que todo sea así.
Ella es tu amiga, tu pareja, tu todo, la mujer que no soñaste o que tal vez si lo hiciste pero jamás pensaste que fuese para ti o que realmente existiese. Es tú último y primer pensamiento del día. Te has vuelto tan cursi por ella, o mejor dicho eras cursi sólo que ella te lo hizo saber.
Sonríes al saber que estás loco. Ella camina hacia ti y tu internamente te recreas toda una conversación de porque tiene que ser para ti y todo lo que te hace sentir, es probable que si alguien leyese tu mente concluiría que estás loco, pero como no si hasta tu mismo crees que es así.
A medida que se acerca a ti, sientes su aroma a flores, la naturaleza es algo que admiras por su belleza y eso es lo que ves reflejado en ella; es tan hermosa que la podrías comparar con todas las flores del mundo e igual para ti ella seguiría siendo la más bella y pura.
Respiras hondo, intentas captar todo el aire posible, quieres esa esencia para ti, no sabes con claridad que es, pero te vuelve loco y te crea una extraña adicción, cada vez que la tienes cerca no puedes dejar de olerla, quieres grabar ese olor en tu mente y soñar con él todas las noches.
Ella se detiene justo a unos centímetros de ti, sientes como su mirada te recorre lentamente, sabes que te está evaluando pero no tienes que decir nada al respecto, te conoce tanto que pronto sabrá lo que está pasando, o al menos una idea tendrá y al igual que tu callará; no tiene sentido hablar de lo mismo al menos no de ese tema.
Ambas miradas se encuentran y durante unos segundos ambos comparten algo de complicidad, pero pronto tu cortas el contacto, te aturde tenerla cerca, a veces no sabes que pensar, o piensas tanto que todo se te complica más.
Haces un intento de caminar pero te detienes un momento y extiendes tu mano para que ella la tome, sin dudarlo ni un segundo ella la toma y sientes como esa calma te vuelve a tocar, la tibieza y suavidad de su piel te da celos. Porque será que ella te pertenece pero sientes que no la puedes tocar y hacer tuya tantas veces te dé la gana. La tienes, pero es que la respetas tanto que se ha convertido en algo intocable hasta para ti mismo.
Comienzan a caminar tomados de la mano, tenían todo un gran terreno por recorrer, así como toda una vida para hacerlo, el punto era, el mismo de siempre, ¿estabas tú dispuesto a recorrerlo junto a ella? La miras de reojo y ves la respuesta en ella, tan palpable y evidente que te duele que sea así. No eres ciego, eres consciente de que todo está ahí frente a ti, esperando a que tú tengas la valentía de tomarlo o sencillamente de dejarlo ir.
Maldita paradoja que te estaba carcomiendo por dentro.
Cierras los ojos con fuerza tratando de alejar de tu mente las posibles fallas que puedas cometer en un futuro si decides abordar este viaje a lo desconocido. Vuelves abrir los ojos y notas que ella te observa mientras caminan, aun guarda en su rostro esa sonrisa, no sabes porque sonríe pero no te atreves a preguntarle, no te sientes preparado para hablar todavía.
Ella aprieta ligeramente tu mano, sabes lo que eso significa, está contigo a pesar de todo lo bueno y lo malo. Ahora eres tu quién sonríe, a veces piensas que no te mereces todo esto, pero no eres quién para juzgar esta clase de cosas, solo te queda aceptarlas y ya.
Nuevamente tu mente se inclina hacia ese pensamiento de querer tomar una decisión, pero falta algo, sólo que aun no has caído en cuenta de que es ese algo. La mente humana es muy complicada, pero no es porque fue diseñada con ese objetivo, sino que el ser humano se pone tantos obstáculos y busca tantos peros que se convierte en un ciego ante ciertas cosas, no se da cuenta de que las salidas siempre están ahí solo que nos aventuramos a complicar más las cosas, siempre tomamos el camino largo.
Ignoras el hecho de que tienes la libertad a donde quieras que vayas pues esta no depende de estar o no con alguien, ella vive en tu alma al igual que esos millones de sentimientos con los cuales cargas, ya sean buenos o malos.
Para en seco, no hay nada más que pensar. Sabes lo que quieres y como un Malfoy que eres, estás dispuesto a conseguirlo; Si la perfección existe, ella la representa y eres tú quien la merece.
Dices su nombre suavemente, ella lo escucha, guarda silencio. Gira su rostro, tú haces lo mismo y en tu bolsillo está algo que no te pertenece, ese objeto que desde un principio le perteneció.
Si de pensar se tratara, muchos creen que en esa caja está la condena y la esclavitud de la mayoría de los hombres, mientras que los más sabios y arriesgados asegurarían que ella tiene la llave a la utopía más grande de la vida, la felicidad.
Respiras hondo, los nervios te atacan pero ya no hay más nada que pensar. En tu mente siempre hubo oscuridad en cuanto a este tema pero hoy, al final has encontrado esa lucecita que se enciende al final del pasillo, esa que te brinda seguridad y comodidad, esa que está ahí cada vez que piensas en Astoria.
Tu rodilla en el piso, el obsequio en tu mano, no hay marcha atrás. El hermoso anillo perlado la hace abrir los labios y notas como sus ojos se humedecen, es ahí cuando te das cuenta de que has tomado la mejor decisión en toda tu vida y por nada del mundo te arrepentirías.
Sientes un nudo en la garganta pero este se va alivianando cuando piensas en todo lo bueno que la vida te dará, no será fácil pero tienes fe en que serás un buen esposo y que a cada sonrisa, detalle y momento feliz que logres brindarle a tu esposa, será el mejor pago que la vida te podrá dar. La miras como si fuese lo más preciado que tienes, y es que en verdad ella era eso y más para ti.
Esperas impaciente a esa respuesta, el miedo te invade en un porcentaje mínimo, te preguntas si tardaste mucho en preguntárselo, si llora porque te va a rechazar o más bien de felicidad. Son miles de preguntas que te atormentan en un segundo, no sabes cómo detenerlas solo quieres que el silencio entre los dos se acabe y ella de fin a tu tortura. Gracias al cielo existía algo más grande que el universo y tus suplicas fueron escuchadas.
Y con un último aliento, dejando que la gotas saladas se deslicen por sus mejillas, ella te da el mayor regalo de tu vida un “Acepto”.
A la final nos damos cuenta de que no importan los paradigmas que la vida se empeñe en resaltar, sino las decisiones que formarán parte de nuestro día a día:
¡La decisión de ella fue aceptarlo y la de él es amarla!
En el amor o hay lazos de esclavitud porque sencillamente siempre seremos libres.
El único ser que es esclavo es aquel que deja que sus miedos los dominen.
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PD: El escrito va dedicado con toda la intención del mundo a alguien que me inspiró y debo decir que es mi razón principal por la cual escribo ultimadamente. I LOVE U'! (:
Agradezco especialmente a Chimel, es la primera vez que me betea algo, y la verdad me a encantado (: