martes, 6 de septiembre de 2011

Sombras en la oscuridad


Sombras En La Oscuridad


Era como un oscuro y frio manto, un abrazo lejano y para nada confortante; era el propio vacio que había decidido ser tú acompañante la noche de hoy. La suavidad de tus sábanas y el cansancio no eran suficientes para hacerte sucumbir ante los brazos de morfeo; aun no estabas lista para cerrar tus ojos y entregarte a la tranquilidad de un sueño reparador.

Estabas atada a la realidad del mundo, una realidad que pretendías olvidar en las noches, cuando tu cabeza rozaba la almohada y con un suspiro encontrabas tranquilidad. Pero hoy sería una noche completamente diferente, hoy la soledad no tenía planeado complacerte, hoy estabas destinada a ahogarte entre los más profundos y oscuros miedos, esos que intentabas olvidar cada vez que el sol se escondía.

Arrugas el ceño con expresión molesta, más aun así mantienes tus ojos cerrados. Dar vueltas en la cama no era lo tuyo, normalmente siempre llegabas, te duchabas, te preparabas una rápida cena y pronto te ibas a la cama hasta el día siguiente, en donde todo volvía a ser igual como siempre. A pesar de que desde pequeña la odiabas, la cotidianidad se había aferrado a ti como barco encallado.

No era normal en ti el no poder encontrar el sueño rápido, apenas te diste cuenta de ese pequeño detalle supiste que algo andaba mal. Aprietas los labios intentando calmarte, no eras de las mujeres que se alteraban, más bien respirabas y esperabas que todo pasara; el problema era que precisamente nada pasaba.

Abres los ojos rápidamente y logras ver lo raso de tu techo; una pregunta vaga pasa por tu mente: ¿Por qué nunca te has dedicado a pintar ese techo blanco si siempre has considerado que es de locos tener todo blanco? Te ríes de ti misma, pues no entiendes como es que justamente ahora llegan preguntas tan absurdas a tu mente, como si no tuvieses más nada en que pensar. Aunque, ¿realmente tenías algo en qué pensar? No.

Quedas en blanco durante varios segundos cuando de repente la realidad del día a día vuelve a caer sobre tu cabeza. Sientes el asfixio de no hacer nada y todo se torna borroso para ti, tus miedos han vuelto y esta vez han decidido atacarte desprevenidamente.

Sudas frío, como si tuvieses fiebre, pero la verdad era que somatizabas tus pensamientos, no querías dejarlos salir, temías que si los aceptabas la realidad podría volverse más insoportable de lo que de por sí ya era. Pero ellos insistían, como cazadores al acecho esperaban que tú estuvieses indefensa para atacar, el momento era ahora o nunca.

Tus ojos se dirigen hacía tu mesita de noche, en ella solamente hay una moderna lámpara de burbujas y una foto en un hermoso marco marrón. Sonríes, pero ésta se hace lejana al ver a los protagonistas de la foto, una hermosa pareja tomada de la mano, dándose lo que parecía ser un beso de bienvenida.

Tragas amargamente el momento de aquella foto y es cuando recuerdas que estás caminando sobre cristales y que tu peso podría quebrarlo. Tus miedos han cobrado vida en el momento menos indicado.

El calor vuelve de manera abrazante, sigues sudando y sientes como las sabanas se pegan a tu cuerpo, ya no estás cómoda. Quieres correr, escaparte, salir de ese cuarto que al parecer cada parte de quería atormentarte; pero no puedes moverte, unas cuerdas invisibles te han atado a esa cama. Era hora de que afrontaras tus miedos, quisieras o no.

Ves una vez más aquella foto, el fracaso cae en tu estómago como primer golpe. Te duele, te hiere, pero te haces la valiente y continúas como si nada. Un nuevo golpe atenta contra ti, un amor perdido; esta vez el golpe es más doloroso que el primero y va aumentando con el pasar del tiempo. Ahogas un gemido cuando un tercer golpe termina por derribarte y comienzas a llorar, un futuro incierto.

Tus miedos han salido a la luz de la manera más cruel que hayas podido esperar. Lo más bonito se ha convertido en algo insoportable para ti. Sientes como lo salado de tus lágrimas viajan por tus labios y descienden por tu cuello, no haces nada para detenerlas pues están ahí con el propósito de hacerte sanar, o al menos eso intentas hacerte creer.

Los minutos pasan lentamente, mientras que en tu mente los miedos que has tenido y que tendrás durante toda tu vida, se van convirtiendo en monstruos que amenazan con robarte las sonrisas del mañana. Pero eres valiente y sabes que detrás de toda esa oscuridad, siempre hay un brillo de luz. Recuerdas lo rico que es soñar y despertarse con la esperanza de que el mañana será mejor que el ayer.

Tus miedos se achican pero una parte de ti, esa parte oscura y negativa, los alimenta. El dolor va cesando y tus lágrimas se van menguando. El sufrimiento poco a poco llega a su fin por el día de hoy, pero sabes que cuando menos te lo imagines, tendrás un nuevo ataque y éste podría ser peor que los anteriores.

Suspiras resignada y limpias el rastro de tus lágrimas. Apartas las sábanas de tu cuerpo dejando así ver lo esbelta y hermosa que eres. Ya no hay sudor, dolor, frío o calor, ya nada queda. Solo el vacío, ese que desde un principio fue designado para ser tu acompañante. Cierras los ojos una vez más, implorándole a morfeo que te lleve con el y que te regale algo de su tranquilidad.

En el fondo sabes que tarde o temprano aquel gran dios se apiadará de ti, como también, muy en el fondo sabes que hagas lo que hagas tus miedos siempre van a estar ahí, multiplicándose, creciéndose, asechándote como lo que eran, sobras de una gran oscuridad que atentaba con cubrirte sino lograbas en algún momento aceptar la realidad.

La pregunta era: ¿Estabas preparada para la realidad de la vida o te dejarías consumir por las sombras de la noche?

Nada mejor que dormir entre dudas y esperanzas, era así el sueño de los niños que luego de ver a monstruos en el closet los padres acudían a contarles un cuento para distraerlos. Esa definitivamente eras tú, una niña inocente que esperaba que su padre corriera a su cuarto a encender la luz y contarle una historia luego de descubrir lo nefasto que podía ser el mundo... Lástima que aun luego de varios años siguieras esperando por ese momento y peor aún, que tengas esperanza de ello, cuando la realidad es que quizás ese día nunca llegase a pasar.

______________________________________________________________

La verdad no tengo explicaciones para este escrito, es el último que he hecho y es dedicado obviamente para una persona muy ligada a mi vida, posiblemente jamás lea esto pero lo quería compartir. Espero que de verdad el próximo no sea tan melancólico como este ._.

jueves, 30 de junio de 2011

“Un brillo al final del túnel”


“Un brillo al final del túnel” – HP&LL

Gritas con desespero, apenas logras salir del castillo. Quieres alejarte de ella lo más lejos que te sea posible, aunque en el fondo sabes que su sombra te perseguirá a donde quiera que te vayas. No es como un tormento que te acorrala, no, pero si es algo que te aprisiona y que te está ahogando lentamente aunque esa quizás no sea su intención. Por eso es mejor huir de la realidad a veces, si continuas sumergido en ella, podrías llegarla a odiar tanto hasta el punto en querer destruirla y eso no sería nada bueno.

Un suspiro cansado sale de tus labios. Abres los ojos lo suficiente para ver que el sol irradia cada rincón, la soledad y pasividad que te rodea es tan tangible y envidiable que te hace gruñir de celos, quisieras tener tan solo un día de esa paz, pero no estaba en ti poder elegir eso, no por ahora.

Caminas con pesadez, escuchando el sonar de tus pisadas sobre el césped, es reconfortante sentir que eres el único habitante en ese lugar, pero sabes que es algo absurdo. Estabas pasando por un mal momento y por ahora te alegrabas de estar solo, era simplemente eso, disfrutar de una caminata en un domingo a las 8 de la mañana cuando la mayoría de los alumnos deberían estar todavía en sus cálidas camas pensando en que habrá de desayuno.

Tú por otro lado te limitabas a suprimir cada pensamiento que te llevase hacia cierta cabellera roja. Tu más peligrosa debilidad se estaba convirtiendo en algo desesperante. Amabas estar con ella, pero no podías darle todo lo que quería, no podías dejar de ser tú para complacerla.

Por un momento deseas ser otra persona, un ser humano como cualquier otro, no ser un niño con poderes, o con tantas responsabilidades; cargar con el peso de la vida de todo el mundo mágico te estaba consumiendo lentamente.

Añoras sentarte a reír con tus amigos, escuchar a Ron tartamudear por chicas y a Hermione pelearte por los estudios. Tantas cosas que en un pasado tuviste y ahora que no están, indudablemente hoy en día las añoras más que nunca. Tu salvavidas ante los maremotos se había ido sin ti y ahora no sabías como sobrevivir ante tanta agua.

Tragas en seco al darte cuenta de que las cosas nunca serán como antes, al menos no hasta que la guerra termine. Tu corazón se congela unos instantes y con tristeza cierras los ojos e intentas calmarte, no era momento de decaer.

Una suave risa te hace sobresaltar, pensabas que estabas solo. Abres los ojos algo alarmado y comienzas a caminar hacia donde la risa te lleva, logras visualizar a una hermosa chica saltando debajo de unos grandes árboles, sus manos se enroscaban en algo que tu no podías ver, era como si intentase agarrar algo.

Te acercas un poco más y adoptas una expresión de sorpresa cuando descubres a luna jugando con lo que parecían ser mariposas. No puedes reprimir esa sonrisa que sale de tus labios al ver tanta inocencia, es como si ella estuviese en un mundo paralelo a la realidad, ese mundo en donde la sangre y la muerte mancha cada pequeña posible causa de felicidad.

La admiras ahí ausente, sin sospechar que alguien la está observando en silencio. Notas como sus ojos azules se avivan cada vez que esos pequeños animales rozan su piel. Era como si cada parte de ella emanara una esencia tan vital, tan hermosa, que provocaba no dejar de verla, tan atrayente, tan adictivo, era un brillo entre tanta oscuridad.

Recuerdas que antes ella era una persona más para ti, pero que desde hace algún tiempo ya se había unido a tu causa, a tu lucha, y había estado a tu lado en los peores momentos. No sabes cómo es que a pesar de haber sufrido pérdidas y vivir tristezas parecidas a las tuyas, ella podía estar ahí sonriendo como si nada, disfrutando de ese momento tan mágico.

Te preguntas si en algún momento tú podrías ser como ella y la respuesta fue más que obvia en tu mente: si en tu vida seguían existiendo personas como ellas con ese brillo tan particular, estabas seguro que en un futuro, cuando la oscuridad haya cesado, cada instante vivido con esos seres, sería un instante lleno de vida y sonrisas.

Suspiras algo más calmado y das media vuelta, con el presente pensamiento de volver al infierno que te espera, escuchar a ginny peleando; por un momento quisieras que ella fuese un poco más relajada como luna, así te brindaría un poco de paz y todo sería menos pesado; pero sabes que eso solo se quedará como un simple deseo inconcebible.

Caminas despacio sin prisa, ideando algo que decirle a ginny para que baje la guardia. Ausente de todo y sin notar que detrás de ti una chica de ojos azules y cabello rubio te mira sonriente y suspira con algo de nostalgia.

Ella sabía perfectamente que lo que vivías no era nada fácil y aunque tú no estuviese consciente de eso, ella estaba ahí para ser tu amiga incondicional, quizás no de la forma tan hermana como lo era cierta castaña, pero si como esas personas que estaban destinadas a ser esos tréboles de cuatro hojas que solo los despistados encontraban.

Pacientemente ella esperaría a que tu bajaras la mirada y vieras ese trébol que yacía bajo tus pies desde hace mucho tiempo.

____________________________________________________________________________

Bueno mes y algo sin actualizar, la musa se me ha ido no se ha donde y con permiso de quién tampoco sé, pero si la llegan a ver díganle que la extraño T.T 
Este escrito lo hice hace varios meses ya y es para una amiga en particular: Mercedes, Meche-Meche xD
A ella le hubiese gustado que Harry terminase con luna, la verdad sería una pareja interesante de desarrollar, particularmente no me siento inspirada para escribir algo más profundo ahorita pero ojalá que más adelante pueda experimentar con estos dos. Amiga se que querías algo más profundo, pero esto es lo que puedo darte por ahora, sorry, prometo hacer un escrito mejor. Igual espero lo hayas disfrutado pues es todo tuyo (:

Nos vemos en la próxima locura xD

domingo, 1 de mayo de 2011

Asesino Por Placer


Asesino Por Placer

En un rincón, en lo más profundo y oscuro de tu ser, justo ahí donde crees que no hay nada más que vacío, habita el más inhumano y horrendo de los sentimientos. Es un sentimiento indefinible que logra mezclarse con cualquier sensación maligna que pueda poseer un ser humano, logra atraparla, envolverla y ennegrecerla hasta convertirle en el más peligroso deseo, la más peligrosa actuación.

Logra hacerle creer a la mente humana que está en todo su derecho de actuar como lo hace, crea explicita explicaciones que justifican ese acto tan atroz que somos capaces de cometer y lo peor de todo es que hace que la felicidad y la calma broten del interior de cada uno de nosotros y que sintamos regocijo y hasta placer.

Va más allá de degustar una comida, saborear un buen vino y disfrutar de una buena melodía. Es mucho más fuerte que un orgasmo y más duradero, pero al igual, es difícil de conseguir. No basta con tan solo desearlo y hacerlo pues no es un simple trabajo, aunque mucho los consideren así.

Lo más sorprendente de todo, es que hasta la persona más inocente del mundo sería capaz de hacerlo.

Es desprenderte de todos y de todo, pero a la vez estar conectado con todo lo que te rodea. Es sacar ese instinto animal y egoísta que cada uno lleva por dentro, domarlo o simplemente dejarlo correr, en cualquiera de los dos casos, el resultado será el mismo: placer.

Placer por lograr el cometido, o placer por tener la fuerza de voluntad y dominar eso tan oscuro que nos hace ser tan inhumanos pero humanos a la vez. Contradictorio tal vez, pero los humanos erramos y es precisamente ese hecho el error más grande de todos.

No existe justificación alguna para esto, a veces es mejor dejar de buscar las respuestas pues cada vez las preguntas son más complicadas.

Pero hay que tener en cuenta de que el termino asesino, si quieren saber de qué trata; es más complejo de lo que pensamos, no es nada más acabar con el cuerpo de alguien, aunque si consiste en la destrucción total o parcial de algo que es importante, probablemente, para alguien.

Lo horrible de la historia, aparte de darle final a algo, es que eso nos da placer. Si se pregunta cómo puede pasar todo eso: todo proviene de la famosa tortura. La tortura de tener que soportar algo que quizás no nos guste del todo o nos moleste, hasta que llega un punto en que decimos basta, y de alguna u otra manera buscamos la forma de acabar con eso.

De manera consciente o inconsciente somos asesinos en algún momento, por no de ser que muchas veces, pero muy literal claro está: acabamos con hermosa palabras, momentos, sentimientos y hasta con personas, con sus almas, que es peor aún; hasta podemos acabar con un mundo entero o con la felicidad de alguien.

En un punto extremo y muy cruel, la soledad es el mejor “castigo” para eso, pero cuando nos volvemos adictos a lo oscuro no hay mal que nos haga retroceder ni bien que nos haga salir a la luz, porque el vicio ante el placer es más grande que cualquier otro sentimiento que podamos tener.

Nos alejamos de todo porque creemos que así no saldremos heridos, porque así estaremos tranquilos. Creer que la soledad te puede dar tranquilidad no está mal, lo malo radica cuando por las noches o en el día te dispones a soñar despierto y de la nada caes en ese hoyo negro carente de sentido algo, pues eso que tú llamas placer no te acompañará por mucho tiempo y cuando ya no esté solo te quedarán los recuerdos de lo que una vez fue.

El que es conocedor de si mismo sabrá que aunque a veces ser un asesino puede darnos placer, algunas otras puede llevarnos a un vacío sin escapatoria, porque no todo el que mata tiene la facilidad de salir libre de culpas, y lo peor de las culpas es que les encanta sumarse hasta formar una gran masa incontrolable y cuando ya no hay nada más que hacer no salimos a la calle precisamente como asesinos por placer sino como suicidas por costumbre.

Quitarle el sentido a las cosas no siempre ayuda. Acabar con ellas puede darte la paz si realmente eso te hacía mal, pero convertirte en un criminal sin sentido alguno, es algo que hasta en tus sueños te perseguirá. No destruyas lo que amas o es importante, y si lo haces, recuerda que no hay peor tormento que aquel donde pensamos en lo que fue y ahora no es por nuestra culpa.

__________________________

O.ó si se de donde salió, pero no salió como yo quería. Es un tanto extraño y sin sentido, pero la base la tengo en mi mente, si logro hacer algo más conciso lo editaré. Pero por ahora eso es lo que subiré xD Y no, no soy asesina a tiempo completo, creo D:

miércoles, 20 de abril de 2011

"Más que un final feliz"


Más que un final feliz – DM&HG

Estaba escrito, era el destino quien siempre decidía, y aunque les tocó comprenderlo de la peor manera, a la final su lección fue clara para ambos: No se pueden vivir dos amores iguales.

Un hermoso velo blanco cubría tu rostro, falsa alegría y esperanza estaban plasmadas en cada acción que intentabas hacer. Tus ojos marrones seguían perdidos en ese enorme espejo que reflejaba todo tu cuerpo. Estabas hermosa, radiante, nadie podría negarlo pues cualquier mujer el día de su boda siempre estaba como una princesa, solo que tu príncipe no era el correcto.

Una suave melodía se escuchaba al fondo, era tu sentencia la que se cantaba. La letra de la canción escondía tristeza y ganas de huir. Al igual que tus labios, tus pensamientos se mantenían sellados por respeto, por obligación y deber.

La puerta se abre y por ella se deja entrever un cuerpo musculoso, su flequillo rubio te hizo latir el corazón con rapidez, no pensabas volverlo a ver, al menos no encontrártelo a solas. Inhalaste aire varias veces, intentado vanamente conseguir la calma.

Sus pasos comenzaron y su trayecto final era ir detrás de ti. Te sentiste cazada una vez más, sabías las tácticas del juego, no voltearías. El espejo era tu ventaja y podías ver claramente esos ojos grises mirándote, suplicándote, más ya todo estaba decidido, este sería el último juego, el momento del adiós.

La menta y el chocolate, la combinación mas afrodisiaca y explosiva. Tu cuerpo tembló al sentirlo tan cerca de ti, era como volver a la vida, pues desde que ese vestido blanco se prenso en tu cuerpo, tu corazón y tu vida habían dejado de existir.

Tu mente reaccionó, una parte gritaba que huyeras, un segundo más podría significar la pérdida total de todos tus esfuerzos, sabías que terminarías cediendo ante él. Pero por otro lado, lo que tú querías era obvio, tu mirada lo decía y él lo comprendía. Tus pies no se moverían de ahí, hasta no saber al menos que más te faltaba escuchar decir de sus labios.

Rodeó tu cintura con posesión, instaló su quijada en tu hombro y como molde tu cuello lo acunó. La imagen reflejada en el espejo era como de cuento de hadas, la pareja perfecta, complementos de un puzzle que por cosas de la vida no estaba destinado a unirse.

La utopía era enemigo de todos, pero más de ustedes. Las parejas perfectas no existían, ni el amor eterno, aunque muchos se engañasen en creer lo contrario. Ustedes no eran de esos creyentes, pero ambos sabían que juntos durarían hasta la muerte tal vez, solo que esa planificación era sencillamente imposible.

El odio y el amor podían existir en un mismo corazón, pero siempre dominaba uno más que otro, los dos no podían dominar a la vez. Así eran ellos, polos donde no podía existir una mitad. Negro y blanco, sin escala de grises.

Era como decir que lo dulce nunca sería dulce sin antes probar un poco de lo amargo.

Sus labios emitieron un suspiro, comprendiste que no tenía nada que decir, las cosas estaban habladas desde hacía meses ya. Serías la Sra Weasley aunque en el fondo el Malfoy te quedase mejor. Una sonrisa triste se dibujó en el rostro de ambos y a través del espejo sus ojos se encontraron.

El silencio nunca quería ser quien guardase tanto que decir. Sus ojos tenían tantas historias por contar y cada una de sus almas esperaría paciente para que en otra vida se pudieran encontrar y conversar.

Era un final triste para quien conociera la verdad. Un amor verdadero que no sobrevive a las reglas de un medio social. Un amor verdadero que tiene tanto por lo cual luchar pero sin armas para ganar. Miles de comparaciones pero solo ellos sabían cual se acercaba más a su historia.

Una última caricia, un último abrazo, un beso de despedida. Solo eso les quedaba. Era la vida que habían escogido vivir, por más infeliz que pudiese llegar a ser.

Sus pieles se encontraron una vez más y sus labios murmuraron ese secreto que con tanto esmero ocultaban. Un Te Amo cerró el acuerdo mientras que tus ojos marrones amenazaban con una tempestad. Sus labios calmaron tu miedo y ante todo pronóstico te dieron fuerzas para continuar, un consejo, una promesa y con eso bastaba para que tú siguieras firme ante todo.

Porque a pesar de que toda historia llegase a su fin, los finales de algunas no son más que comienzos de otras.

Su cuerpo se alejó del tuyo, no sin antes depositar en tus manos lo que sería tu equilibrio día a día. Lo viste sonreírte una vez más antes de darse la vuelta y comenzar a marchar. Tu corazón sabía que a partir del momento en que él cruzase la puerta no volvería a ser parte de tu vida.

No había nada que hacer. Amores como este no se podían olvidar pero tampoco debían de continuar. Se guardaban como buenos recuerdos en la mente y en el corazón, se vivía con ellos, se sonreía de vez en cuando, y a la final, el día de la muerte: se suspiraba con el deseo de que en otra vida todo fuese diferente.

La puerta se cerró tras de ti dándole fin a su historia. Acomodas tu velo con esmero y vuelves a dibujar una sonrisa falsa en tu rostro. El mundo jamás se enteraría que Hermione Granger moriría de amor por Draco Malfoy y que ese sentimiento era algo reciproco; así como ellos dos jamás se enteraría que quizás más adelante, el mundo conspiraría para que volviesen a estar juntos y esta vez para siempre.

Aunque claro, las cosas para siempre no existen. Pero al menos, valen la pena intentar hacerlas eternas, aunque suena algo contradictorio, es la meta de muchos.

Caminas hacia el altar con la frente en alto, sintiéndote observada por millones de ojos. Sonríes con naturaleza para todos, eres la artista de una obra de teatro que amenazaba con perseguirte toda la vida. Pero en tus manos estaba la balsa para todas tus tormentas. La aprietas con fuerza repitiendo mentalmente lo que estaba escrito en ella.

Somos más que un final feliz; pues yo no te olvidaré jamás mi amor y ni tú me olvidarás a mí.

Sus ojos grises te miraron desde lejos. Sus finos labios volvieron a sonreír al imaginarte en otra vida vestida así para él. Apretó con fuerza el acelerador y pronto emprendió la marcha, dejandote en las buenas manos de quien fue hace algún tiempo su peor enemigo, y ahora no era más que un aliado en donde dejaba la vida de la mujer que amaba, confiando que hasta que la vida los volviese a encontrar, él hiciese muy bien su trabajo.

Estaba escrito, el destino había jugado sus piezas. No estaban destinado a estar juntos, pero si estaban destinados a pertenecerse el uno al otro, porque amores como el de ellos renacían con el pasar del tiempo.

lunes, 7 de marzo de 2011

Querer-Deber-Poder


QUERER-DEBER-PODER

Querer, nos basamos en eso principalmente para conseguir las cosas, las aspiramos, deseamos; nos mentalizamos en ese sentimiento que se adueña de todo nuestro ser y que nos hace luchar hasta el último respiro por algo que queremos.

Queremos cosas por capricho, por necesidad, las queremos porque sí o por muchas razones. Sin importar cuál sea el motivo aparente, en esta vida, nuestro recorrido está lleno de muchas cosas que queremos; pero desde un principio deberíamos saber que no basta con querer algo para conseguirlo, a veces, ni siquiera por más esfuerzo que hagamos lo podemos obtener y es ahí cuando hay que comprender que existe el poder.

No es un poder jerárquico ni de fuerza. Es un poder mental, ese que va acompañado de la conciencia, la que grita y te empuja a arriesgarte, la que te indica cuando detenerte y cuando seguir adelante, es ella que te da el poder para conseguir lo que quieres, es ella la que indica que si puedes conseguir eso que tanto quieres.

Estabas consciente de esto, de todo y demás, pero justo hoy no era el día en que todos tus sentidos estaban para comprender en que se basaba todo eso, para ti no eran más que simples palabras sin sentido alguno.

Levantas una ceja, tus manos están frías y te muerdes el labio de forma nerviosa. Ya dijiste todo que tenías que decir, para ti la relación había perdido su sentido, no sabías desde cuándo, pero ya “eso” que supuestamente tenían no era algo de dos, sino de miles.

Él te miraba fijamente, sus ojos grises expresaban lo que sus labios no podían, no era porque no quisiera, sino sencillamente porque no debía. A veces era mejor callar, porque callando también se era muy sabio, aunque muchas veces los ignorantes también callaban y los cobardes, lástima que no pudieses distinguir cual de todos era el caso de él.

Está claro que el querer está ligado al poder, pero más allá de aquellas dos grandes palabras, se encontraba la famosa obligación y responsabilidad, la base de todo y de nada, el bendito deber. Ese que asoma sus narices alarmándote ante una equivocación; el deber es la norma de la vida, el carril por el cual todo tren debía de seguir, pues si se descarrilaba corría el riesgo de voltearse.

Tragas amargamente cada palabra que aun quieres decir, pero el silencio es tan cortante que prefieres callar y esperar.

Debes controlarte, sabes que no es hora de seguir hablando, era su momento, pero las ansías te estaban matando lentamente, era una tortura estar en plena pelea y que de repente alguno de los dos se quedará sin nada que decir.

Querías golpearlo, exigirle una respuesta, no te bastaba con esa mirada disfrazada y esa postura de “yo me la sé todas más una”. Querías que él te diera su opinión como antes, que hablase contigo, como amigos, como eso que lograron ser a pesar de todas las negativas del mundo.

Pero una vez más tu querer se quedó en eso solamente, algo que quieres, que quisiste y no pudiste lograr. Un largo suspiro salió de sus labios dándote a entender que no había nada que hablar, ya todo estaba dicho.

Pensar que hacía unos pocos atrás minutos habías expresado querer dejarlo por no poder continuar con algo tan vacío en compañía pero cargado en soledad, no era ese tu deber, no llegabas a ese nivel de masoquismo ni planeabas hacerlo y por lo visto el no pretendía impedírtelo.

Copias sus movimientos y lanzas un suspiro cargado de miedo y tristeza, caminas lentamente hacía la salida del estudio mientras que sientes como sus ojos grises siguen tus pasos.

Matas las ganas inmensas de retractarte, de correr a sus brazos y decirle que lo amas y que seguirás luchando, pero estás cansada y tu orgullo hoy no tenía ganas de ceder más. Lo habías intentado todo, perdonado todo, esperado todo. Te llenabas de paciencia, de esperanzas, cada día que pasaba rezabas porque fuese mejor, pero las cosas definitivamente no estaban a tu favor.

Y cuando algo va de mal a peor, era mejor dejarlo por el bien de todos, pero sobre todo por el bien de ti misma.

Tu mano temblorosa toma el portillo de la puerta y lo abre, te detienes unos segundos, pensando bien en lo que quieres, a él; en lo que puedes y en lo que debes, pero estas dos, son las que más rigen tu vida desde hace varias horas y por ello das un paso y luego otro, terminando fuera del estudio y por lo tanto fuera de la vida de ese rubio.

Una sonrisa triste se forma en tus labios a medida que avanzas y descubres que a tu lado la verdadera soledad está ahí burlándose de ti, te acurrucas a ti misma refugiándote en el único pensamiento que te sacará adelante si en verdad era eso lo que tenía que suceder.

Eras una mujer profesional, hermosa y estable. No dependías de nadie para vivir, y eso era la realidad más aplastante de todas, la que domaba al tren y al carril por el cual avanzabas, esa era tu norma de vida, y esperabas que así fuese durante mucho tiempo porque al salir por la puerta de ese gran castillo estabas segura de que jamás volverías.

Pero él sabía algo que claramente tu descubrirías más adelante, no te bastaría con tan solo quererte separar de él, porque aunque tú lo ignorase, tu corazón tenía millones de razones por las cuales quedarte a su lado y no habría ni deber ni poder que te ayudase a alejarte de él. Porque más allá del amor sencillamente no mandaba nadie.

Es irónico pensar que el querer está en la base de la pirámide, porque lo principal sería lo que nosotros queremos y ya, pero la realidad es que dependeremos siempre de los debemos hacer y de lo que podemos hacer y eso por más que evolucionemos jamás cambiará.

_____________________

Nada que comentar. Pensaba abrir marzo con algo menos ASHGSL pero no pude. Así que tomen la reflexión, espero a alguien le sirva ._.

domingo, 20 de febrero de 2011

"Rompecabezas" - Dramione


Rompecabezas – One Shot – Dr&Hr


Nadie elige cuando enamorarse ni de quien hacerlo.
No tenemos la voluntad de decidir si seremos felices o no con alguien.
Ni tenemos la seguridad de que la persona a la cual amamos es la correcta.
Solo tenemos la certeza de que si queremos, lograremos lo que nos propongamos.


Su mano está envuelta en la tuya, en un agarre muy suave y elegante. Lleva una sonrisa impecable, brillante, está orgullosa de ser la Señora Malfoy y no es para menos, tu apellido es uno de los más importantes y puros en el reino mágico, por lo que tuviste que pensar mucho en la decisión de quién sería tu eterna acompañante, pasaste meses pensando en que Pansy quizás sería la indicada pero resultó ser una más del montón, la veías como tu amiga y sólo eso. 


Desde que conociste a Astoria todo era diferente, ella no era como esas mujerzuelas que intentaban sacarte fiesta y hacer hasta lo imposible para pisar tu cama, no, ella era tan perfecta como tú, de una familia refinada, adinerada, de un nivel social semejante al tuyo, era hermosa, inteligente y sobre todo buena en la cama, justo lo que necesitabas, por eso te habías fijado en ella.


Aun así no era suficiente, desde un tiempo para acá todo se había vuelto frío y monótono, esa pasión que te había envuelto y casi que arrollado a estar con ella, había desaparecido y te frustraba, pues mirarla y verla tan feliz te hacía recordar que había algo que estaba mal y no eras capaz de descubrir que era, odiabas los enigmas, los misterios, las cosas tenían que ser claras para ti, pero no podías y ni tenías ni idea de que era lo que pasaba, así que una vez más te tocaba aparentar.


Apariencias. Eras el rey de ellas, nadie sabía ni tenía porque enterarse que desde hacía varios meses le eras infiel a tu esposa, al principio te preguntabas porque lo hacías si en tu casa tenías todo lo que necesitabas, pero luego, todo se convirtió en un vicio, en una tentación, algo que tu cuerpo pedía y tu como buen servidor que eras no se lo podías negar, morías por sentir cada noche como una nueva mujer, una nueva amante, intentaba llenarte, sabías que todas se esforzaban; ellas sabían quien eras tú, y a ti te importaba muy poco quienes eran ellas, solo te gustaba el placer y el poder que ellas te daban, aunque valía destacar que ninguna lograba lo que realmente querías.


¿Pero es que acaso tú sabías lo que querías? No, y no estabas ni cerca de descubrirlo. Hasta que la viste a ella. Ese mismo día en que Astoria caminaba de tu mano, llevándose las miradas de todos, tus ojos no estaban pendientes de la belleza de tu esposa, sino de esa Diosa que estaba sentada a unas cuantas mesas de donde tú te ubicarías. Tus ojos quedaron inmediatamente atraídos por su sonrisa, era tan angelical y celestial que no podías dejar de mirarla, la conocías, claro, pero jamás la habías visto tan bella como ese día, o mejor dicho, jamás la habías considerado hermosa, hasta hoy.


¿Cómo saber que lo que hacemos es lo correcto?
¿Cómo estar seguros de que es esto lo que queremos si de por sí somos caprichosos?
Costumbres. Caprichos. Deseos. Anhelos.
Diversos aspectos que pueden alejarnos de lo que en verdad necesitamos y queremos.
Miedos y angustias, que nos hacen un poco cobardes.
Y por cobardes nos conformamos con lo primero que tomamos.


Notaste con algo de amargura como ese incípido pelirrojo tomaba su mano por encima de la mesa, suponías que deberían de estar juntos, pero jamás imaginaste encontrártelos en un lugar tan lujoso de Londres. Quitaste tu mirada de ella, al notar que volteaba hacía ti, era posible que se hubiese dado cuenta, pero poco te importaba pues ella no se imaginaría lo que acababas de sentir, es más tu tampoco lo podías definir.


Como caballero que eras le ofreciste asiento a tu esposa, besaste su mejilla y te fuiste a sentar justo a su lado, tu vista se enfocaba a la perfección con la mesa en donde la castaña se encontraba de perfil; sus labios carnosos se movían con sublime armonía, unas ganas de besarlos te recorrieron. Te sentiste algo extraño, tus pensamientos sobre los impuros había cambiando, pero aun así tenías ciertos parámetros en tu cabeza, normas por las cuales te regirías toda tu vida, y entre ellas era nunca fijarte en una impura. 


¿Pero entonces, cómo es que desde que llegaste a ese lugar no puedes dejar de pensar en recorrer el cuerpo desnudo de Granger? Internamente te reprochabas, era denigrante pensar en eso, ella había sido tu enemiga durante casi toda tu vida, y aun así, luego de tantos años de no verla, te sentías carnalmente atraído hacia ella.


Gruñiste por lo bajo y desviaste la vista, ordenaste una botella de vino, la preferida de Astoria, el que no la quisieras como antes no quería decir que te alejarías de tus labores como esposo. Ordenaste también la comida para dos y te fijaste como pronto tu esposa comenzó la conversación, ella solía hablarte de las cosas que hacía, puras banalidades, cosas de la sociedad, Astoria había decidido ser una mujer de casa y no una profesional, para ti era perfecto pues no conocía tanto el medio mágico y podías hacer y deshacer a tu manera.


Aunque había veces eso te molestaba, querías poder hablar de otros temas con ella, sobre tu trabajo, sobre las cosas que leías que te parecían importantes. La verdad nunca habías sido un gran conversador, pero ahora que habías madurado un poco, te gustaba compartir ideas, pensamientos y lastimosamente la Astoria de ahora no era mujer con la cual se pudiesen discutir temas interesantes. Comprendiste que tu vida era vacía y aburrida.


A tu mente llego la absurda idea de que seguramente con Granger podrías hablar hasta del color del mantel, pues seguramente ella te explicaría que tenía un hechizo para conservar las temperaturas de las comidas. Una sonrisa se formó en tus labios, realmente estabas loco al pensar menuda irrealidad. Sentiste la mirada reprochante de Astoria, te habías quedado rato mirando hacia la mesa de la castaña.


-Lo siento querida, jamás pensé que en este Restaurante tan elegante dejasen entrar a gente de tan bajo nivel-


Tu voz denotaba un falso malestar, te agradaba haber visto a la castaña, te agradaba que el destino o lo que fuese la haya puesto en tu camino, solo te molestaba no poder acercarte a ella porque tú mismo lo impedías y porque sencillamente de nada serviría, ella jamás te notaría.


-De que hablas Draco, ella es una de las mejores sanadoras que hay en San Mungo, dicen que hasta se volverá la Directora más joven que el hospital haya tenido-


Tus ojos se abrieron con gran impacto, Granger sanadora, en el hospital mágico, y de paso cómo era que Astoria sabía más cosas de ella que tu mismo si te la pasabas leyendo de todo.

-¿Cómo es que sabes tanto de Hermione Granger?-

No te importaba si tú tono había sido frío y en vez de una pregunta parecía que querías comenzar a interrogarla sobre todo lo referente a la castaña. Solo querías saber porque jamás se te había pasado por la mente que ella siguiera en Londres y más aun tan cerca de ti. Todo tenía una fácil respuesta solamente que tú eras demasiado terco para entenderla.


Nos quejamos de las tormentas que ahogan nuestros sueños.
Construimos balsas que al final son destruidas por dichas tormentas.
Nadamos intentando salvar un poco de nuestra dignidad.
Sin comprender que debemos quedarnos en tierras firmes a esperar que las tormentas pasen.
Pues a la final el mar siempre nos devolverá lo que nos merecemos.
Siempre después de una tormenta, la calma llega.

Tu mirada sigue fija en la de tu esposa, la miras con reproche, cómo era posible que estando todo este tiempo juntos, ella jamás te contaba sobre las cosas que se enteraba, tu siempre le decías todo, bueno casi todo, el punto era que tú querías saber sobre las personas que habían sobrevivido en la batalla. Mentira no era, pero la verdad ahora era que te interesaba saber sobre ese bando en específico.

-No sabía que te interesaba tanto la vida de una impura y un ex pobretón, sino hace rato te hubiese contado todo lo que sé de ellos-

Astoria rió con malicia, al parecer había una parte del cuento que tu desconocías y obviamente estabas muy interesado en saberlo, solo que debías de disimularlo todo un poco sino sería demasiado evidente que algo raro estaba pasando y no querías levantar sospechas.

-No me interesa mucho a decir verdad, solo que me parece demasiado extraño e inapropiado que ese par de… -

Alzaste una ceja, no tenias denominación alguna para ellos, ella era hermosa y divina y él un imbécil que ni la merecía. Te sorprendiste al pensar en eso, tú no eras tan cínico en cuanto a las mujeres que te gustaban. Una batalla interna se desataba, no sabías quienes eran los contrincantes solo tenias presente que la victoria era obvia, las ganas de tenerla a ella, se llevarían la copa.


-Te comprendo, ni siquiera existe algo para descubrir tal falta de elegancia. El punto es que, la impura se convirtió en una gran sanadora, con los mejores méritos, y el Weasley trabaja para el ministerio como auror, era típico, y más si es el mejor amigo de Harry Potter-


Astoria te miraba con recelo, ella sabía que tanto interés era falso, solo que ella era demasiado ingenua y algo cobarde para preguntarte el porqué de tu repentino interés. 

Tu esposa siguió hablando, impidiendo así que le quitaras la mirada de encima estabas demasiado concentrado en saber sobre la vida de esa mujer que posiblemente se volvería en tu condena.


-Ambos se casarón hace varios años al igual que nosotros, no tienen hijos pero tengo entendido que están en búsqueda-


Hiciste una mueca desagradable, esa noticia sí que no era de tu agrado. Te imaginabas como e asqueroso zanahorio tenía el placer de recorrerla y hacerla suya cuantas veces quisiera cuando tu apenas podías mirarla desde lejos, porque acercártele podría significar entrar en una batalla que tu no estabas dispuesto a pelear.

-¿Astoria cómo es que sabes tanto de ellos?-

Volviste a formular la pregunta, querías saber cuál era la relación que tenía tu esposa con ellos dos, no era fácil averiguar tantas cosas así de la nada.

-Ella es mi ginecóloga y es la que me ayudará a mantener un control cuando quede embarazada-


Sus palabras te cayeron como si de agua fría se tratara y tú estuvieses en el mismísimo infierno fundiéndote. Claro que sabías que Astoria quería tener hijos, pero aun no te sentías preparado para eso, y peor ahora que sabías que la mujer que deseabas desnudar y tener en tu cama, era la sanadora que posiblemente trajera a tu hijo al mundo.


El impacto de sus palabras debieron ser muy fuertes pues el rostro de tu esposa se tornó algo sorpresivo y te tomó de la mano, comenzó a hacerte preguntas que sencillamente no entendías, te levantaste como si estuvieras en piloto automático y la miraste.

-Necesito ir al baño un momento, en seguida regreso-

No dijiste más nada y menos esperaste a que ella mencionará algo más, caminaste hacia el baño percatándote de que la castaña no estaba ya en la mesa sino que el pelirrojo movía los dedos como impaciente, será que había salido un momento, o estaba… en el baño, justo hacía donde te dirías tu.


Atravesaste un largo pasillo alejado de las mesas, estabas ansioso y nervioso, no sabías porque, pues nada pasaría, ella era una mujer más, una antigua enemiga, era parte de tu pasado y tendrías suerte si apenas la veías de cerca.

Entraste al baño más acalorado de lo que ya estabas, te refrescaste la cara y la secaste con algo de magia, te miraste el espejo preguntándote que era lo que te pasaba, estabas perdiendo el control de tus pensamientos y eso que ni siquiera la habías tocado. Imágenes de ella haciendo miles de cosas, te atormentaban y te hacían gruñir. Tu puño golpeo la pared del baño de forma molesta, descargabas tu ira y frustración. Ella era un capricho, solo eso, algo que había surgido con solo mirarla, igual que a tus amantes, sólo la querías para una noche más y ya.


Justamente ahora, irrumpes en mi vida.
Con tu cuerpo exacto y ojos de asesina.
Tarde como siempre nos llega la fortuna.
Tu y vas con él. Y yo iba con ella.
Jugando a ser felices por desesperados.
Por no aguardar los sueños
Por miedo a quedar solos.

Saliste del baño igual de frustrado que antes, tropezaste con alguien y maldijiste por lo bajo, suficiente tenias con tus pensamientos fastidiosos como para ahora tener que dar disculpas absurdas. Bajaste la mirada, un calor extraño te recorrió todo el cuerpo al darte cuenta de que una pequeña figura yacía en el piso mirándote con molestia. Era ella, tan hermosa y frágil, parecía una muñeca de porcelana.

Con rapidez extendiste tu mano y algo apenado la miraste. Ella dudosa aceptó tu ayuda y se levantó sacudió su vestido y te miró en silencio. El pasillo era largo y solitario, solo ustedes dos se encontraban. Querías decir tantas cosas pero tu mente no era capaz de idear algo coherente así que era mejor ni abrir la boca.

-Estoy esperando tus disculpas Malfoy-

Su voz, esa voz que muchas veces te insultó, que te maldijo, esa voz tan melodiosa, te encantaba, parecías hechizado, pues sencillamente volviste a sonreír y hacer lo que ella te pedía.

-Lo siento-


Musitaste sin prisa, de verdad parcia que te estabas disculpando aunque tú no estuvieras consciente de eso.

-¿Estás bien Malfoy?-

Su voz nuevamente te hizo volver a la tierra, no sabías en donde habías estado pero todo era tan perfecto que te provocaba quedarte en ese mundo extraño.

-Si estoy bien, y deja de decirme Malfoy, hace años que pasamos las rivalidades Hermione-

Era increíble lo que una simple pronunciación podían causar, la viste sonrojarse, no tenías idea de por qué, pero te derritió verla así, tu corazón se aceleró y tu respiración se hizo mas notoria mientras que unas ganas increíbles de abrazarla te empezaron a comer por dentro.


-¿Porque te sonrojas?-


Diste dos pasos hacia ella, tembló y se aferró a lo que parecía ser el pomo de la puerta del baño de mujeres, no sabías como la habías acorralado, pero tenerla delante de ti, tan indefensa y temblorosa, te hacía sentir algo muy diferente al deseo carnal, algo que no habías sentido jamás y no podía definir con exactitud que era.

-Es solo el calor, el ambiente está algo pesado-


-No te creo, sino antes de que mencionara tu nombre ya estuvieras toda acalorada, y justo ocurrió luego de que te dijera Hermione-

Sonreíste victorioso, te encantaba tener el control sobre todas las situaciones.


-Deliras Malfoy, es absurdo, no tendría porque sonrojarme, es mi nombre y así me llama todo el mundo, ahora con permiso iré al baño-


-Tú misma lo has dicho, todos te llaman así, pero no soy todos, y jamás te había llamado por tu nombre, Hermione-


Te habías acercado un poco más a ella, hasta impedirle el paso hacia el baño. Tus labios rozaron una de sus orejas, un movimiento sensual hizo que la mordieras un poco, tus manos la tomaron por la cintura. Ella estaba perpleja, no te correspondía pero tampoco se defendía.


-¿Qué haces Malfoy? –

Bajaste la mirada para encontrarte con esos ojos marrones y grandes, su mirada era de intriga, inseguridad, pero había algo más, y era ese deseo, ese mismo deseo de probar lo que tú querías probar de ella. Entonces comprendiste que no eras el único que había sentido esa extraña conexión, ella también lo había sentido, por eso había volteado a verte tantas veces.

-Hago lo que ambos queremos Hermione –

Ella cerró los ojos y tú sonreíste, ambos se dejarían llevar por sus instintos, aunque fuese algo erróneo y durara unos segundos nada más. Tus labios bajaron por su cuello, te deleitaste del sabor de su piel, de su fragancia, la aspiraste hasta sentirla vagar por tus pulmones. Mordiste suavemente su clavícula, su pecho estaba algo descubierto pues el vestido era descotado. Apreciaste la ranura por donde sus pechos se podrían escapar pero sólo hasta ahí podías llegar, algo te impedía seguir, y eso era que a pesar de todo, la respetabas.

-Draco-


-Hermione-

Ambos se miraron a la cara, las palabras sobraban, entendían que era demasiado tarde para hacer una locura, el tiempo no estaba a favor de nadie, y menos de ellos. Las líneas de lo imposible jamás se pasarían en estos casos, pues el destino desde hace mucho tiempo que los había separado.

Un suspiro salió de sus labios, su aliento a fresas te hizo revolver el estomago despertando una sed enorme por probar sus labios.


Ganas de rozarte. Ganas de besarte. Ganas de tocarte. 
Acercarme a ti y golpearte con un beso.
De fugarnos para siempre sin daños a terceros.


Abriste la boca ligeramente, querías decir algo más pero ella te silencio con uno de sus dedos, negó con la cabeza. No quería que hablases, no quería saber nada de lo que pensabas, pues eso lo haría todo peor, bastaba con saber que ambos compartían algo inexplicable y que sólo a estas alturas se daban cuenta de eso. Lastimosamente era tarde.


Deseaste que las cosas fuesen diferentes, que tuvieras una oportunidad más para probar las cosas que querías, pero nadie te escuchaba. Te tocaba como a todos vivir tu vida como si nada, pues habías trazado tu vida desde hacía mucho tiempo atrás, era lo que habías elegido.

Sus manos recorrieron tus rostro, trayéndote de vuelta a la realidad, una sonrisas inocente se adornaba en sus labios, se acercó a ti y sin esperar a que dijeses algo unió sus labios a os suyos. Era la primera vez que recibías un beso tan puro e inocente, tan pasional y romántico, la combinación de algo bueno y algo malo. Una tortura y a la vez tu salvación.

Sin pensarlo mucho contestaste a ese beso, descargando en él todos tus sentimientos, tus ganas y deseos escondidos. La aferraste a ti, esperando que jamás se separaran, pero sabías que en eso tampoco te complacerían.

Pero llegamos tarde.
Te vi y me viste. Nos reconocimos en seguida.
Pero tarde… Maldita sea la hora… Que encontré lo que soñé… Tarde…
Quizás en otras vidas… Quizás en otras muertes...

El aire les faltó, se separaron deseando tener un minuto más a solas, pero ya llevaban demasiado tiempo juntos y podían levantar sospechas, ambos eran conscientes de eso. Aparto tus manos de su cuerpo, rozándote como podía. Apreciaste la calidez de sus manos recorrer y apretar las tuyas, pensaste en lo que sentirías estar dentro de ella, pero sabías que eso jamás pasaría y lo mejor era alejar todo esto de una vez.

-Siempre tarde y pensar que yo era alguien puntual en todo-

Sus palabras te hicieron comprender cada detalle de lo que pasaba, tú estabas con Astoria, y ella estaba con Weasley, desde jóvenes marcaron el terreno, un terreno donde sólo el odio y los prejuicios se hicieron presente, dejando a un lado al amor y al sentir, ocultado por unos años el deseo. Y justo ahora, cuando ambos se reencontraban era que este podía salir a la luz, tarde, pero al final y al cabo ambos lo entendían.

-Maldita sea la hora que encontré lo que soñé, tarde-

Tomaste tu mano y la besaste con delicadeza, como si te degustaras el mejor vino o la mejor obra de arte. La dejaste ir, como ella ansiosamente te lo pedía con su mirada, estaba nerviosa porque alguien podía encontrarlos. Entró al baño no sin antes dedicarte una última mirada de tristeza. 

Maldijiste tu apellido y el lugar donde naciste, por más que querías no podías dejar de ser quién eras. Caminaste en silencio, hasta llegar a la mesa donde Astoria estabas, le comunicaste que te sentías mal y que era mejor irse del lugar, la verdad era que no querías volver a ver a Hermione, sabías que no serías capaz de aparentar y no querías perder el control, eso solo haría todo peor.

Tomaste a Astoria de la mano, apreciando una vez más como todas la observaban, ella era bella y sensual, pero no era lo que tú querías. La realidad iba más allá de un deseo carnal, de una pasión, querías calidez pero no de un cuerpo sino de un sentimiento, de algo puro y natural, de algo que carecía tener Astoria, pero que en Hermione descubriste apenas la volviste a mirar en esa silla.

Reprochaste el haber tomado tu decisión tan rápido, quizás si estuvieras soltero todo fuese diferente, además las diferencias de sangre ya habían quedado atrás. Sólo que tu seguías siendo Draco Malfoy, y por más que quisieras eso jamás cambiaría. Confundiste el amor con la dulce compañía de la mujer que ahora era tu esposa, y por tal error debía cargas con ese peso en tus hombros, debías aceptar que tu jamás serías para Hermione Granger, y ella jamás sería para ti; o quizás no en esta vida.


Saliste del local sin mirar atrás, con ganas de huir, de no verla nunca más, de pensar que todo fue un sueño o una pesadilla y de que al llegar a tu casa y hacerle el amor a tu esposa, todo pasaría; pero en el fondo deseaste que no todo fuese así, y que en otra vida, pudieses recodar que tu lugar, estaba indudablemente junto al de ella.


Tanto inventar, soñar y anhelar, lo que tenemos al frente y no lo vemos por ciego y cobardes.
Es por algo que no debemos dejarle a la mente las decisiones del corazón.
Y ese algo es porque quién elige con la mente obvia al amor.
Y quien elige con el corazón tiene presente la felicidad y en donde la encontrará.



“Y no tengo nada contra ellos, la rabia es contra el tiempo, por ponerte junto a mí, tarde”

_______________

Matenme por ser tan poco romántica. La verdad no es mi culpa xD sencillamente no me salen finales felices JUM. El escrito lleva días, meses, semanas, que se yo, un largo tiempo intentando salir de mis archivos, así que se los dejo sin betear. Luego lo corrijo. Es más que obvio para quién va dirigido y exactamente con que sentido. Amo la canción, escúchenla "Tarde" Ricardo Arjona (: les asentará mejor si la leen escuchándola.

Ya me dejo de pajas xD Nos leemos en la próxima.