lunes, 31 de mayo de 2010

“Uné Liberted”

“Uné Liberted”




En un mundo donde lo imposible se hace posible, donde las fantasías se pueden hacer realidades.
Los pecados son salvaciones para muchos, mientras que para otros son la perdición.
Dos personas completamente opuestas demuestran que no es necesario seguir los esquemas para estar juntos, o al menos no para amarse.
Y es que el amor está destinado a romper todas las barreras cuando es de verdad.
¿Será que ellos lograrán acabar con los paradigmas de la vida y quedar juntos?
¿Acaso serán libres alguna vez y podrán superar todos los obstáculos del camino?









La libertad no es más que el poder de escoger entre muchas opciones la que realmente quieras.
No la busques en la calle, ni en los sueños, no la busques en tu cuerpo.
Ella residirá siempre en tu mente y tu corazón.
No es un objeto, así que no la intentes tocar.
Sencillamente siéntete afortunado de tenerla y apréndela a usar.


________________________

Este escrito será lo que todas esperaban a decir verdad, cursileria, perversión, drama y tragedia unidos en esta locura (:
Cuando empiece a publicarlo en LWDH les dejaré el link para que lo sigan a quienes gusten, de todos modos algunos trozos, irán vinculados acá y otros los publicaré.
Cómo las que ya me leyeron en la web saben que es un Drarry (: ¡disfrutenlo!


||  Link's  ||
Prólogo
S.I.A.P

domingo, 23 de mayo de 2010

"Inevitable" - Drabble






“Inevitable” – Drabble



     La tarde se te hace lenta porque él no está contigo. Sientes la necesidad de sentir sus brazos a tu alrededor, pero resulta que sólo te encuentras con la nada y el frío que deja su ausencia. 

La ansiedad de protección te hace caer en el césped y mirar al cielo, no tienes fuerzas ni ganas de continuar, el día esta lindo pero tú solo te dedicas a esperar paciente a que él llegue y se abalance sobre ti. 

Ansías aspirar su aroma, ese aroma indescriptible que por más que lo intentes nunca podrás hallar las palabras exactas que lo comparen o asemejen a algo porque sencillamente es único. Tus mejillas se sonrojan porque recuerdas el sabor de sus labios, la suavidad de su piel y el fuerte color de sus ojos, la desnudez se hace presente en tus pensamientos haciendo que el color de tus mejillas se intensifique más, como si eso fuese posible.

Pareces una muñeca de cristal sobre esa hierba verde a tu alrededor, el campo florece hermoso ante ti, pero eso no te importa, por primera vez no quieres ver a la naturaleza, sólo deseas verlo a él. 

Te preguntas ¿dónde está, porqué no ha llegado? Temes que se haya perdido en el camino. Sonreís porque sabes que por más despistado que sea, él jamás tardaría tanto para llegar a ti, sabías que llegaría justo en el momento preciso.

Pero aun así, te sientes solitaria, cansada, quieres dormir pero puedes perderte un segundo de su llegada y no quieres eso, así que te obligas a mantener tus ojos abiertos. El viento suave roza tus oídos componiendo una suave melodía solo para ti, el aroma a flores silvestre te hace caer inconsciente haciéndote perder de la realidad de ese mundo donde estás. Morfeo se adueña de tu tiempo durante un casi eterno momento.

Es inevitable sentir, anhelar y desear. Es inevitable querer tener las cosas para ti solas, disfrutar de ellas hasta cansarte si es posible o hasta desgastar los momentos. Sabes que caes en un abismo donde las cosas inevitables te rodearan, y te parece injusto, porque por más inevitables que sean las cosas aun esperas porque estas sucedan, parece que has esperado demasiado y eso te parece cruel aunque no lo digas.

Es inevitable perderse a ese que esperas, pero te has dormido en los laureles y no hay nadie quien te despiertes. Él pasa a tu lado y te ve dormida, lo enamoras con tu sonrisa de ángel, quiere despertarte y decirte tantas cosas, pero sabe que no debe, así que guarda tu sonrisa en su mente y con un simple roce en tu mejilla termina por irse una vez más.

Despiertas sobresaltada a sabiendas de que te has perdido de algo importante. Sonríes con tristeza porque, por más que anheles tener al amor y por más inevitable que este sea, ya van varias veces que lo pierdes de vista. 

Te levantas decidida a continuar y guardas ese lindo recuerdo en tu mente, piensas que aún no es tu momento, en el fondo sabes que es así. Suspiras completamente enamorada de la vida y con ganas de seguir, caminas alejándote de esas praderas que ocultan más que un amor inevitable.

A lo lejos observas como el sol se alza en todo su esplendor y su reflejo llega sobre la pradera. Admiras como la lápida de él se hace más notoria, lanzas un beso al aire. Sabes que por más inevitable que sea, él estará contigo siempre, no como quieres pero lo estará, tienes la esperanza de que en otra vida Fred te acompañará y eso es lo único que te hará esperar por él una y mil veces más.


Inevitable es querer revivir un amor fallecido. 
Es querer tocar el cielo con tus manos entrelazadas a las de él
Inevitable es querer morir para vivir con él. 
Es contradictorio, pero verdadero.
Lo inevitable es algo casi inalcanzable.





“El amor es solo una palabra pero es hermoso cuando una persona llega y le da sentido a ésta”


PD: Este escrito va dedicado a una persona en específica, él sabe quién es y sabe que desde que empecé el escrito me inspiré en cada una de las cosas que siento y deseo. Lo extraño y espero que cuando lea esto, en verdad le guste mucho. I LOVE U' - A.G (:

"Lamentos" - One Shot - PP&BZ



“Lamentos” – One Shot – PP&BZ

     La lluvia cae sensual y omnipotente sobre su blanquecina piel haciéndola ver más hermosa y tétrica de lo que ya es. No siente el frio así como tampoco siente que poco a poco su ropa se hace más pesada pues está húmeda desde los pies hasta la cabeza. No siente el viento que choca fuertemente contra sus pálidas mejillas, tampoco siente sus labios titiritando ni sus manos apretando con fuerza esa rosa blanca que sostiene con fervor y dolor. 

Solo siente ese vacío que desde hace algunos meses se alojó en su corazón y en su mente. Solo está el fuerte sentimiento y la frágil sensación de que vivir ya no tiene sentido para ella. Pero es tan cobarde que ni en sus peores momentos, si es que este no lo es, sería capaz de quitarse la vida. Es tan cobarde que de lo único que es capaz es de secar su alma derramando lágrimas, aspirando a que éstas se lleven su sufrimiento. Pero las lágrimas jamás han sido la cura para el dolor, solo son un desahogo más, una simple fase por la cual todo ser herido debe pasar.

Sentimientos que viene y se van.
Dolores que quedan y nos marcan.
¿Es que acaso existe la felicidad?

Ella no puede hacer más nada, las cartas fueron jugadas y el destino cobró lo que le debían y por más que quisiera retroceder al pasado eso en nada la ayudaría pues las cosas seguramente pasarían de peor forma. 

Toma la rosa con mas delicadeza, sus manos han quedado marcadas con las espinas de esta, pero poco le importa herirse, ya su corazón no puede estar más herido que ahora y ya no puede sentir más dolor del que siente. Se agacha lentamente, siente las gotas de la fría lluvia correr por su rostro impregnado de tantos sentimientos que van más allá de la tristeza, son tantos que sería imposible describirlos a todos. Una de sus manos acaricia con lamento la lápida frente a ella. Suspira ahogando y tragándose una vez más todo aquello que debió haber dicho pero nunca se atrevió a pronunciar.

Pensamientos que solo como eso quedaron.
Palabras que ni el viento se pudo llevar.
Sentimientos que se congelaron y se perdieron junto al el dolor.

Jamás se creyó digna para él. Nunca pensó que él se pudiese fijar en ella. Se podría decir que eran tan iguales y a la vez tan diferentes. Había un abismo que su mente había creado, un espacio invisible que la separaba de él. Quizás, solo quizás, si ella le hubiese confesado su amor, no estaría ahora lamentando y llorando su partida, no estaría resignada a vivir como un alma solitaria. Quizás, solo quizás, las cosas hubiesen sido diferentes. Pero ahora no había espacios para lamentos ni para pensar en el pasado.

Terminó de deslizar su mano por el áspero cemento; un puño se formó como reflejo; una maldición salió de sus labios.

Maldita seas Blaise -

Su garganta quemó como si fuese fuego lo que estuviese respirando. El dolor se incrementó pues era la primera vez en semanas que hablaba y que pronunciaba su nombre; recordarlo era masoquismo, pues solo había momentos de peleas y falsos malos tratos. 

Se arrepentía, de los insultos y de las peleas que no habían sido más que una pérdida de tiempo, de no haber estado a su lado en los peores momentos. Se arrepentía de haber sido solamente una más para él y más aún se arrepentía de que todo fuese su culpa. Pero una vez más, ya era tarde para eso y estaban de más los lamentos.

Respiró hondo sacando las pocas fuerzas que le quedaban en su interior. Sus ojos ya no podían llorar más y solamente le quedaba despedirse e intentar cerrar el ciclo para así poder continuar con su miserable vida, era así como ella la definía. 

La rosa marcada con algunos putos de su sangre, ya descansaba sobre la lápida de su amor secreto, al igual que sus sentimientos y sus dolores. Pansy se estaba despojando de todo en ese momento. Ya no más lágrimas, no más sufrimiento, adiós a los arrepentimientos y al “qué hubiera sido si yo hubiese confesado”. Ya no quedarían más que frases rotas, malos recuerdos y esperanzas de que todo esto con el tiempo pasaría.

Existen muchas clases de personas. Personas que forman parte de nuestro día a día.
Personas que existen porque son parte de nuestras vidas.
A pesar de que todos seamos tan iguales, cargamos diferencias que van más allá de gustos y deseos.
La gran diferencia es que muchas personas están aquí porque existen.
Y otras, muy pocas, están aquí porque viven.
Creo que es momento de dejar de existir y comenzar a vivir de una vez por todas pues la vida es corta.

Se levanta con aquella valentía y fuerza poco característica en ella. Mantiene fija la mirada en ese trozo que simboliza lo que una vez fue el amor de su vida. Entrelaza sus manos, deseando gritar y salir corriendo. Pero sólo se queda parada, esperando a la nada. La lluvia sigue cayendo cada vez con más fuerza, arrasa con todo lo que a su paso se atraviesa; ya no había pájaros revoloteando por el lugar, las copas de los árboles se estremecen con fiereza, se avecina una noche tormentosa, pero ella en el fondo se siente relajada pues ansía y espera que esa sea la última noche llena de tristezas.

Lleva un vestido negro, simbólico al luto que desde hace varios meses adquirió con pesar. Su cabello corto y húmedo se apega a su cuello, la vista sigue siendo hermosa como ella, pero la tragedia embarga el lugar, es un cementerio, tampoco es que haya mucho que esperar. Tiene pensado caminar en silencio, como siempre la soledad será su compañía; pero aun falta algo, lo más importante. La Despedida. El Final.

Tiene miedo, pero eso no la hace cobarde, no. Solo la hace vulnerable como cualquier otro ser humano. Se quita la careta y decide enfrentar la realidad de una vez por todas. Alza su mentón, sabe que el dolor no se irá, los lamentos se encerrarán en un baúl al igual que sus recuerdos con él, y sólo quedará el deseo de sentir y vivir lo que pudo ser.

Hoy aunque no te tenga al frente, te digo que Te Amo y siempre Te Amaré. Y aunque por cobarde te perdí, prometo que en la próxima vida no será así –

Su voz sale entrecortada, tiene ganas de llorar pero ya no le quedan lágrimas. Nuevas ganas de gritar la embargan pero ya el último paso está dado y no es momento de mirar atrás. Con sutileza se gira dándole la espalda a la lápida, un nuevo suspiro se escapa de sus labios y sin tiempo que perder empieza a moverse lentamente, alejándose de ese lugar para no volver jamás. 

Todo es un juego sobre el querer y poder. Muchos queremos y pocos podemos.
Siempre intentamos escapar de las cosas, pero mientras más huimos más se acerca lo inevitable.
Y todo es un juego sobre el poder y querer. El querer cambiar las cosas y el poder de hacerlas cambiar.
Intentamos ser dueños de nuestro destino cuando este hace mucho que fue escrito.
La pregunta es ¿Lo podemos cambiar?
Y es aquí cuando debemos comprender que cuando llegamos al final este no es más que el principio de algo más grande.

sábado, 22 de mayo de 2010

"Murder" - One Shot - PP&DM




"Murder" - One Shot - PP&DM


     Y halaste el gatillo una vez más. Ya habías pensando todo lo que tenías que pensar. Mandaste al diablo a tus amigos unas incontables veces, sentiste como te habían humillado, reviviste el pasado y una vez más te auto convenciste de que era mejor dejar este asqueroso mundo, eras demasiado para ellos, o mejor dicho, el mundo era muy poco para ti.

Indudablemente veías la muerte como una "solución" a tus problemas; pero más allá, en el mundo de los muertos, no opinaban lo mismo que tú y por centésima vez la bala no se dio a reconocer; una vez más habías fallado en tu intento de suicido o, como tú solías llamarlo, en tu intento de liberación.

Te llenabas la mente pensando en que más allá de los 4 muros de tu habitación no quedaba nada más para ti; tus amigos te habían dado la espalda; el mundo sin Voldemort estaba mejor que antes. Hacía tanto que no habías escuchado de ellos que tu mente te aseguraba que vivían mejor sin ti. Te habías perdido para siempre del mundo de los magos y solamente porque ÉL ya no existía para ti. Tan patética eras que tu existencia se veía reducida a solo por y para una persona: Draco Malfoy.

Él era la razón del por qué tus amigos te odiaban y del por qué eras la mujer más infeliz de todo el universo y aún, según tú, te quedabas corta con eso. Pero es que nadie entendía que el amor hacia ese rubio iba más allá de lo que tú misma podías soportar.

Palabras, todas eran unas inservibles palabras. De nada servía que te repitieras una y otra vez que morir era mejor que vivir en este mundo lleno de ilusos y personas sin corazón. Muy en el fondo sabías que por más que lo intentaras, la suerte no estaba de tu lado y siempre se arruinaban tus planes.

¿Es que acaso no entendías que no era tu hora de partir? Por más que la pistola estuviese cargada siempre se te trababa; odiabas las pastillas, porque pensabas que esa era una muerte demasiado dramática; cortarte las venas te dejaría llena de sangre y eso te haría ver horrenda y tu odiabas eso, primero tu belleza y luego lo demás. Y no pensabas usar una varita, pues por algo habías jurado más nunca usar la magia y para eso la habías destruido. Que idiota, y pensar que con eso te habrías deshecho de tu vida en un dos por tres.

Pero no, no. La idea era que él te viera. Que tu muerte le doliera, que entendiera que todo lo habías hecho por él, por su desamor, su poca compresión, sus engaños, por sus gritos y maltratos. Que su corazón se sintiera tan roto al ver que tú, su amiga, su amante, la ex dueña de su corazón, habías acabado con tu vida solo porque él estaba con otra a pesar de que tú habías dejado todo por él.


Como gotas de agua, caen tus errores.
Como si fueran lluvia, se esparcen por doquier. Te hacen ver que no era él. Eras tú.
Y puedes ver tu corazón siendo atravesado por dagas.
Tu pecho está intacto pero internamente estás muriendo.
Solo pides, aclamas, ansías, apretar el gatillo y pasar este reto de una vez por todas.


El arma cayó al piso, se disparó; no supiste cómo pero al instante viste tu jarrón preferido hecho trisas, maldijiste mentalmente al saber que si tuvieras una varita lo arreglarías. Entonces una luz cegadora te hizo comprender algo. No era a tu mente lo que tenías que apuntar, era tu corazón pues fue lo que él sin darse cuenta mató.

Tomas aire, las boconas eran grandes pero el aire es insuficiente. Abres mas la boca pensando que estás alterada y que quizás por eso sientes que a tus pulmones no les llega el oxigeno suficiente. Lágrimas corren por tu hermoso rostro, el maquillaje está arruinado, tu belleza empañada y tu expresión está grabado el dolor, pareces inmutable pero tu mueca te delata.

Maldito seas Draco - tu voz sale apagada, cortada, apenas audible para ti misma.

Estabas tan destruida por la vida que no sabías que más hacer, solo deseas con fervor halar ese gatillo y que por una vez en la vida tus deseos de morir sean cumplidos. Con fuerza, rabia y desosiego te arrastras hasta la pistola. Si, habías caído al suelo, eso te recordaba a lo humillada que habías sido, a las palabras de aquel grupo que una vez fueron tus amigos. Estabas arrastrada con un gusano; como lo que eras, según ellos.

Pero el temor podía más que tú. Tus lágrimas tenían un nuevo significado. Odio. Miedo. Significados latentes pero inaceptables. Dos palabras que por más que estuvieran presentes, tú te negabas a creer que podías sentirlas.

Una vez habías leído en un diario que las locas negaban las cosas que sentían, vivían en un mundo paralelo alejándose de la vida real, de todos, preferían estar aisladas y construir un mundo fantasioso donde ellas y personajes irreales existieran. Leíste también que muchas personas sufrían de crisis y eran arrolladas por la vida y terminaban teniendo problemas psicológicos, concluiste que esas personas estaban locas. Al igual que tú.

Sentiste miedo cuando en ese mismo artículo anunciaban que las locas eran personas capaces de matar con o sin razón alguna, como también eran asesinos, suicidas, psicópatas. Nuevamente sentiste algo extraño, eso era ese odio, odio por ver en lo que te habías convertido y solo por él.


Los números pueden ser infinitos, al igual que los intentos de un asesino.
Perfeccionar una técnica necesitaba de una práctica.
Las prácticas se hacían con varios intentos, pruebas. Repeticiones de actos, una y otra vez.
Locos. Psicópatas. Alucinadores. Suicidas. Drogadictos.
Personas sin vida, o con vida pero sin una meta por la cual seguir en la tierra.
Vagabundos de noche. Peligros de la noche. Murder's


Las lágrimas te impedían ver hacia donde caminabas. Tenías ya la pistola en tus manos. Las palabras de tus ex amigos resonaban en tu mente, te taladraban los sentidos, atormentándote, arrollándote a acabar con ellos, te estabas volviendo loca. El ruido cada vez era más fuerte, pero solo tú podías oírlos.

Tus pasos como eco sonaron al bajar las escaleras; tapaste tus oídos con furia, querías dejar de escucharlos. Te refugiaste en el alcohol. Pronto una botella de vodka fue la medicina para tu dolor. Pero seguías escuchándolos, y no querías. Gritaste frustrada; no sabías qué hacer. Parecías una neurótica. Pronto comenzarías a fumar, a mezclar bebidas, y a terminar mareada de la borrachera tirada en el piso. Llegaría tu mucama por la mañana, y te ayudaría a pasar el mal rato, te levantarías para continuar tu trabajo en el mundo muggle y todo volvería a ser cotidiano y monótomo.

Apretaste con fuerza la botella de vodka hasta que esta se hizo añicos en tus manos, el vidrio cortó parte de tu palma pero ignoraste eso, la sangre y el ardor, todo era como un analgésico para lo que sentía tu corazón. Corriste hasta donde tenías los cigarros, aventaste las miles de cajas que tenias al piso, los escupiste, abatías tus manos y gritabas como histérica. Luego siguieron las botellas de tu mini bar. El olor a alcohol mezclado con cigarros te repugnó, pues todo estaba regado en el piso de tu sala, poco te importaba, ya pronto alguien al día siguiente recogería ese desastre.

Te odio - Gritas con furia; tu garganta quema, las palabras salen de tus labios quemando todo a su alrededor. El ardor en tu tráquea es aguantable y más con un poco de ron. La noción del tiempo ya se te ha ido, apenas recuerdas lo que segundos antes habías hecho, solo tienes lapsus de lo que estas a punto de hacer.

La música se enciende, una canción más que perfecta suena para ti. Te recuerda lo que sientes. Te revive lo que tienes que hacer. Cierras los ojos y dejas que tus oídos pasen de las palabras hirientes de tus amigos a la suave melodía de esa cantante muggle.


Take a breath, take it deep. Calm yourself, he says to me.
If you play, you play for keeps. Take a gun, and count to three.
I'm sweating now, moving slow. No time to think, my turn to go.


Alzas la mano consciente de que la pistola sigue en ella. La preparas para apuntar. Ríes con suavidad como la chica de la canción. Respiras hondo, una imagen se aloja en tu mente, el dueño de tu pesadilla aparece una vez más. Tomas el gatillo y con odio gritas su nombre.

¡Draco Malfoy es un asesino! - Sabes que los vecinos escucharan el alboroto y todo lo que has causado, sabes que pronto llegará la policía y no piensas perder más tiempo; los muggles aman la paz y tú se la estas robando como te robaron hace unos meses la vida a ti.


As my life flashes before my eyes. I'm wondering will I ever see another sunrise?
So many won't get the chance to say goodbye. But it's too late too pick up the value of my life.
And you can see my heart beating. You can see it through my chest.
And I'm terrified but I'm not leaving. Know that I must must pass this test.
So just pull the trigger.


Un ruido seco se escucha en el apartamento 65 de la calle Dover. Probablemente si se estuviera más cerca del Hyde Park los pájaros le hubieran dado un aire más tétrico a ese suicidio. Pero bastaba con los alborotados muggles que salían de sus apartamentos a ver qué pasaba, a ayudar a alguien si lo necesitaba. Claro que Pansy Parkinson ya había tenido toda la ayuda que necesitaba y por fin su deseo frustrado, su incesante petición, había sido escuchada.

Y como una cobarde había dejado este mundo, de una vez por todas, con la ilusión de que su cuerpo fuera encontrado y que la noticia de su muerte fuera pasada por al menos los canales muggles, ya de alguna forma Draco Malfoy se enteraría de ello y sufriría por todo lo que le había hecho; porque, a pesar de todo, para él, ella todavía seguía siendo su mejor amiga, solo que esta no lo sabía pues los celos y la traición habían cegado su corazón.

"Divino Pecado" - Slash - DM&HP


"Divino Pecado" - One Shot - Slash (DM&HP) 


Hoy jugaremos un juego, tú serás mi presa y yo tu depredador.
No importa quién sea el ganador.
Igual ambos pecaremos.
Pecamos y pecamos y volvemos a pecar.
Si mi pecado es comerte, pues que bienvenido sea el infierno.



- Shhh, nos pueden descubrir. Haz silencio - sus ojos grises brillaron con el reflejo de la luna, giro a ver a su compañero y vio como este sonreía con timidez y complicidad. Las manos del moreno frente a él descendieron por su abdomen tocando todo el cuerpo del rubio por sobre su camisa.

- ¿A que le temes? - Soltó su compañero mientras que con un rápido movimiento se deshizo de la capa del blondo. 

Este solo se limitó a sonreír. Se separó un poco de su compañero y asomó su rostro por el desierto pasillo, verificando que ningún alumno anduviese husmeando a esas horas; satisfecho al ver que no había ni un alma cerca de ellos, giró su rostro hacía el moreno y lo apegó con fuerza a la pared

- A nada Potter, es solo que no me gusta que me interrumpan cuando me divierto - susurró con exquisita malicia.

Sus labios estaban a escasos centímetros de los labios del moreno, podía sentir como aquel contacto entre sus alientos provocaba un escalofrió en su piel, le encantaba ese exquisito aroma que se formaba cuando su aliento mentolado rozaba con el salvaje olor a vainilla del moreno. Sus vellos se erizaron al sentir que el contacto fue reducido, unos suaves y carnosos labios se unieron con los suyos, el beso empezó con suavidad, ambos estaban un poco nerviosos, pasaba cada vez que se besaban, es como si sus cuerpos se tomaran el tiempo de reconocerse. Esta vez fue Harry quien intensificó el beso abriéndose paso en la boca el rubio, jugando con su lengua. Una batalla estaba a punto de empezar y no habría perdedor alguno.


Pecamos porque queremos.
Pecamos porque nos encanta el placer.
Pecamos porque somos pecadores.
Amamos pecar.



Draco pegó más su cuerpo al moreno. El espació entre ellos ya eran casi inexistente, el calor comenzó a molestarles, el rubio llevó su mano hasta la capa de su acompañante y la halo con facilidad, a los poco segundos ambas capas estaban en el piso, las manos de ambos estaban inquietas, tocando todo lo que a su paso encontraran, Harry trataba de quitar la molesta corbata del rubio pues esta le impedía besar su cuello, algo que tenía que recalcar, era lo que más le gustaba hacer. 

Mientras tanto Draco se encargaba de morder con vehemencia el lóbulo de una de las orejas de Harry, sus manos ya se había deshecho de la mayoría de los botones de la camisa de éste, sin más tiempo que perder terminó por arrancarla, Harry se detuvo en seco y sonrío de medio lado.

- ¿Piensas acabar con todo mi guardaropas? - Las palabras salieron solas, esta ya era la tercera vez que Draco acababa rompiendo una camisa suya.

- Si quieres puedo comprarte una tienda entera, o darte una de las mías - el rubio sonrío con prepotencia, algo que a Harry le volvía loco, el tan solo hecho de que el Slytherin intentara dominarlo y hacerle parecer alguien inferior, le excitaba. De sobre manera, lo hacía.

- Siempre con tu altanería adelante - murmuró convencido y siguió su trabajo

La corbata realmente le estaba dando mucha batalla, estaba en desventaja. El rubio ya había logrado quitarle la mayor parte de su ropa, su torso se encontraba al completo desnudo, podría haber percibido el viento helado correr por su cuerpo, pero en vez de ello se centraba en las placenteras caricias y besos que se encargaba de esparcir su compañero por lugares sugerentes. Lo desconcentraba por completo. Bufó. Bufó con molestia al verse enfrascado en esa torrente de sensaciones. De un dos por tres, sin retenerse, arranco la corbata del cuello del rubio, sin hacerle daño, claro. Draco lo miró sorprendido, enarcando una ceja como común gesto recurrente.

- ¿Acaso pensabas que a ti era el único que le gustaba el salvajismo? - Preguntó con suspicacia - Pues no.

Draco se tomó unos segundos para reír ante este comentario, lo que causó que Harry se sonrojara porque la verdad solía ser más que obvia: él no solía hacer ese tipo de comentarios. Respecto a ambos, Harry llegaba a ser el más 'tímido', el que más sentaba la cabeza respecto a algunos asuntos, mientras que Draco llegaba a ser siempre extrovertido, sonsacador, siempre tentándolo y buscándolo (no es que eso le desagradara. Les fascinaba incluso) como un pequeño juego que siempre se iniciaba. Él era la presa y Draco el depredador. 

Harry despertó del trance provocado por sus pensamientos cuando sintió la mano de Draco rozar (casualmente) su intimidad por encima del pantalón. Con cuidado perceptible, sin aquella vergüenza caracterizada. Sus ojos se dilataron mirando al rubio con éxtasis. Ese pequeño gesto hacía que deseara cada vez más y más por envolver, enredar, apretar, su cuerpo más contra él ¿Pero dónde?, Si ni una aguja podría ocupar entre ellos. El blondo, sin dudarlo, le devolvió la sonrisa al instante. 

Sabía que al moreno le incomodaba el lugar donde estaban, siempre era muy cuidadoso cuando ocurría 'eso' (explíquese: cuando se enredaban, hablando coloquialmente). Trataban de no encontrarse en lugares públicos y siempre pasada de ciertas horas. Pero ese día fue diferente. Draco había llevado toda la tarde anhelando la noche, tenía ganas de sentir el cuerpo ardiente y sudoroso de Harry una vez más temblar para él. Solo eso. Sus instintos 'depredadores' ansiaban ya estar junto a él. Y así fue entonces que cuando apenas empezó su ronda de prefectos, Harry cruzó por su camino sin siquiera proponérselo, pues se suponía que se verían luego de las rondas, pero al parecer el destino entendía la necesidad de ambos y puso todo a su favor. 

Y ahí estaban los dos sumidos en una oleada de caricias, sin querer detenerse, en un fuego intenso que los quemaban, la lujuria y el deseo se marcaban en cada beso en que se fundían, los gemidos leves pronto comenzarían a salir aún más a flote. La batalla esperada había empezado.

El Gryffindor por fin se había deshecho de la camisa del rubio, seguramente se hallaría hecho un trapo por los suelos; ahora comenzaba a esparcir besos y mordiscos por toda la blanquecina piel que sus ojos esmeralda captaban mientras que Malfoy había comenzado unas suaves caricias por sobre, y entre, la ropa del moreno. Sintió, con satisfacción, como el miembro de su acompañante empezó a ascender al momento en que sus caricias se intensificaron. 

Con poca abstención, sacó su mano de los pantalones de este y con un rápido movimiento se deshizo de estos dejando a la vista solamente el bóxer negro, pero ¡Oh Merlín!, este no era el único color que se veía sobre la tela de un necesitado morocho, el verde era otra justificación en ese momento, por el cual deseaba arrancar esa prenda de buenas a primeras; sabía que él lo había hecho a propósito, estaba seguro que Harry utilizaría las armas de seducción más inesperadas. Sin pensarlo dos veces, volvió rozarlo sobre encima de la tela, para luego aprisionarlo entre sus dedos, con suma lentitud para llegar a hacerle proferir un sonido gutural, torturándolo.

El rubio tocaba el miembro de Harry de una manera única y placentera, tan magistral. Sus movimientos eran ascendentes y descendentes, su ritmo era un poco acelerado a partir del primer tacto (aún más intimo) pero concordaba con el estado de excitación de ambos. Potter no quiso perder tiempo y dejó de morder el hombro del rubio, en compensación de todo lo que provocaba el Slytherin en él, y lo despojó, como pudo, de su ropa, sin tratar de interrumpir mucho la labor de este. De por sí, él no querría que parase nunca.

Ambos se encontraban, ahora, desnudos. La frialdad de la noche los arropaban, y el calor y el la excitación de sus cuerpo era un divino colchón sobre el cual sus cuerpos, deseosos más que nunca, se encontraban en la batalla. Harry detuvo las manos de Draco y lo empujó hacia su lado (separándolo más de lo que quería). Lo colocó de espaldas a él pegándolo contra la pared. El blondo sonrío por enésima vez. Esta noche Potter quería ser quien tomara las riendas del asunto. Y pensar qué momento antes, y siempre, era él quien lo rendía y sometía como quisiese. 

El moreno tomó con firmeza las caderas del rubio, sientiendo el leve templor del cuerpo del blondo al tacto de su piel contra sus manos frías. Varoniles. Su vello se erizó por completo. Sus ojos se cerraron, esperando con ansias aquel choque entre cuerpos. Este ni se hizo esperar, no, ya no aguantaba seguir sintiendo sus caricias cuando podía tenerlo completamente a él y no solo una parte de su cuerpo. Harry se adentró en el cuerpo de su acompañante, nuevamente aquel sonido gutural, que le instaba a seguir, se hizo escuchar por todo el pasillo. Lo excitaba de sobre manera, porque era él quien había arrancado ese hermoso ruido de una sola. Era su primera vez en este papel y realmente quería hacerlo bien.

Los movimientos empezaron. La danza se hizo rápida. Sus cuerpos perlados chocaban el uno contra el otro, adentrándose aún más en cada segundo. Las manos algo inexpertas de Harry seguían posadas en la cintura del blondo, mientras que las manos de este se encontraban apoyadas en la pared, sus labios se prensaron al igual que su cuerpo cuando los movimientos ascendieron de ritmo, el calor los empezó a consumir y aquel frío que los había abrigado (mucho antes) ahora era reemplazado por un fuego infernal que comenzaba a devorarlos, las llamas empezaron a crecer en el interior de ambos haciendo que el pasillo y todo a su alrededor se desvaneciera, solo eran ellos dos, Cazador y Presa, León y Serpiente. Batalla cuerpo a cuerpo, alma a alma. El silenció se había opacado hace minutos, los gemidos cada vez eran más fuertes, y ya no eran las manos de Harry las que apretaban el cuerpo de Draco, sino sus uñas que rasgaban sin piedad esa pálida piel delante de él.


¿Alguien recuerda los pecados capitales? 
Avaricia, Ira, Lujuria, Envidia, Gula, Pereza, Soberbia.
Gula, Lujuria. Una buena combinación de sexo y pasión.
Si nos vamos al plano carnal, todos pecamos de Gula. Pecamos de un deseo insaciable por probar otro cuerpo, por beber y comer de este. 
Ahora si hablamos de satisfacción, todos sufrimos de deseos descontrolados por el cuerpo de otra de persona. 
No lo podemos negar. Al cuerpo hay que darle lo que pide. Lo que necesita. Y si por pecadores vamos al infierno tengan la seguridad que tendremos un máster de estos dos vicios. O al menos Draco y Harry los tendrán.



1, 2, 3, 4, 5, 6. 

Muchas embestidas más, sus cuerpos llenos de sudor temblaban entre sí, sus manos trataban de sostenerse y te apegarse aun más -como si eso fuera posible- el calor logró expandirse por ambos cuerpos, la lujuria ya había hecho presencia, intensificando la necesidad de placer de ambos cuerpos, el clímax estaba a punto de llegar y con él el fin del juego por ahora. Harry presionó con más fuerza su miembro, sus movimientos eran muy acelerados, casi imperceptibles, no se podía distinguir cuando era la piel de Draco y cuál era la de él, estaban completamente unidos. 

Unos pasos secos se comenzaron a escuchar a lo lejano, pero ninguno de los dos se percató de eso, sus respiraciones agitadas se mezclaban con el sonido exaltado de sus corazones y los constantes gemidos que sus bocas bridaban, todo en sí era una estupenda melodía. Draco se apegó a la pared y llevó las manos al trasero de Harry, haciendo que este entrará más en él, su miembro se sintió presionado, rozando con algo, nuevamente varios gemidos se escucharon de la boca de ambos.

Draco pudo notar como Harry estaba a punto de llegar, su cuerpo se estremeció al pensar que sentiría por primera vez al moreno llegar y explotar de placer dentro de él, una sonrisa surco su rostro sudoroso, sus ojos brillando con deseo, y desespero, deseaba sentir ese liquido caliente recorrer dentro de él, deseaba que ambos explotaran de deseos, que Harry hiciera lo que le vinieran en gana, que por primera vez lo dominarán, esa noche quería ser sometido a las mil y un cosas que la mente pervertida de Harry quisieran, esa noche se dejaría penetrar tantas veces como el cuerpo de su amante le exigiera, esa noche él era la presa y su Harry el depredador, y pensar que probablemente tenía hasta el amanecer para que ese juego se culminara, pues mañana sería sábado y no tenían nada importante que hacer, solo darle descansos a sus cuerpo, pero ya tendría tiempo para pensar en eso, ahora se concentraría en sentir por completo el placer que cierto moreno le brindaba, estaba a punto de gemir nuevamente y entregarse por completado al placer cuando escuchó algo que lo saco de su mundo.

- ¿Draco eres tú?

Y fueron aquellas palabras las que él empezó a odiar, aún más a quien las había dicho.

"Maldición" El rubio se maldijo por dentro. La voz chillona se hizo escuchar por todo el largo del pasillo. Ambos cuerpos dejaron de moverse, Harry con rapidez salió dentro del rubio y luego este se giró, con molestia, para ver a su acompañante

- Tengo que irme - le dijo el Slytherin sin muchas ganas, su mirada aun brillando de deseo pero sus labios estaban curveados en una expresión de molestia. El moreno entendió y simplemente asintió.

- ¿Draki, mi amor, juro que te escuché, por donde andas? - la voz de Pansy cada vez se escuchaba más cerca a ellos. La verdad era que no estaban asustados, si les daba la gana le lanzaban un hechizo petrificador y luego un Obliviate, pero no, seguramente no solo era ella la que lo buscaba, pues la maldita hora de rondas seguro ni había terminado. 

Harry sabía que era todo eso que pensaba el rubio, con penumbra sonrió y comenzó a recoger toda su ropa, el rubio lo imitó sin decir nada. Al cabo de unos segundos los dos estaban vestidos nuevamente, la tensión en el ambiente era cortante, ambos querían seguir con su juego, pero la molesta, si es que solo podía ser eso, de Parkinson pronto haría presencia.

- Yo… - Potter intentó decir algo pero el rubio lo acalló con un rápido beso de labios, el moreno sintió sus mejillas arder nuevamente y es que el calor y la excitación de lo antes vivido aún estaban en él.

"Buenas noches León" Draco sonrió y miro al moreno.

"Buenas noches deliciosa presa" Harry asintió.

No necesitaban palabras para darse a entender que mañana sería otro día mejor que ese, juraban que si, y que se asegurarían de no tener a la molesta de Pansy interrumpiéndolos. 

Draco se giró y comenzó a caminar con tranquilidad hacía donde sabía que Pansy lo buscaría. Harry vio como este se alejaba por el largo pasillo, lo siguió con su mirada hasta que el rubio dobló en una esquina y se perdió de vista. Una vez más se había quedado solo. Suspiró con pesadez mientras trababa de alejar aquel deseo y aquel calor que estaba instalado y se negaba a salir de su cuerpo.

"Necesito una ducha fría" Metió sus manos en los bolsillos de su pantalón y comenzó a caminar hacía su sala común, perdiéndose de vista. Aquel pasillo quedó solo nuevamente, el frío volvió a pegar contra las paredes, el silenció reino y la oscuridad cubrió por completo el lugar.

Sin intentos fallidos, mañana volverían a encontrarse una vez más y otra vez el juego del "gato y el ratón" comenzaría.

“Broken String” - DM&HG

“Broken String” - DM&HG - One shot


     Sus manos se aferraban fuertemente a su rostro, escondiéndolo del dolor, de la verdad, de la vida, tratando de evitar que esas lágrimas que desde hace minutos ya, amenazaban con salir, pero no, ella era fuerte, no lloraría por él, se lo había jurado aquella vez que se vieron por última vez, aquella vez que él la dejó, aquella vez que dijo la cruel verdad que hasta entonces ella se negaba a aceptar, hasta que lo escucho de sus mismos labios, lo miró en sus ojos y lo sintió desde su corazón.



“When I love you, It's so untrue. I can't even convince myself. When I'm speaking, It's the voice of someone else.”



Sus palabras resonaban en su cabeza una y otra vez como si fuera la rueda de un vehículo muggle trazando un camino de más de 100km por hora, así de lento y repetitivo se mostraba para ella.

Aun podía escuchar su suave voz, como si él estuviera parado frente a ella y todo estuviese sucediendo nuevamente, cerró sus ojos con fuerza inusitadamente intentando que los malos recuerdos se alejaran de sus pensamientos, pero le fue imposible, una vez más la película se volvía a repetir y lo vivía todo.

Las lágrimas no tardaron en aparecer y con ellas todo el miedo y la soledad la invadieron… Gritó, gritó de irá, de impotencia, de amargura, de tristeza, gritó por las veces que le dijo “te amo” y por las veces que estuvieron juntos, gritó por no poder entender el por qué de seguir amándolo, a pesar de todo seguían así sus sentimientos. Estaba tan seca y vacía por dentro que ni podía hablar, sus gritos ya eran débiles y más bien parecían chillidos, sentía su garganta maltratada por el uso que le había dado; la fuerza que al principio demostraba tener, o por lo menos intentaba, se había ido con sus esperanzas y sus ganas de vivir.

Abrazó a sus piernas más hacia ella cambiando su postura y es que no era de piedra, llevaba más de media hora sentada bajo el árbol frente al lago, había pensado que tal vez ahí se relajaría un poco logrando manejar mejor las cosas, pero no fue así, cometió el error de dirigirse precisamente a ese árbol donde había vivido tantas cosas junto a él, como su primer beso, el primer “te quiero”, la primera pelea, el primer “te extraño”, tendría para relatar varias historias con respecto a ello, y posiblemente se tratase de un capitulo por tan solo minutos de lo vivido, pero debía parar, aunque le costase porque el seguir pensando en ello era como ser atravesada por una daga cuyo fin era el hacerla sufrir más no acabar con ella.


“Oh the truth hurts. And lies worse. How can I give anymore. When I love you a little less than before”


Ciertamente nada de eso se volvería a repetir, solo quedaban recuerdos y aquellos sueños que de vez en cuando se colaban en sus sueños al dormir. Apretó los labios levemente tratando en vano de reprimir aquellas lágrimas que pretendían escaparse de nuevo de sus ojos, pasó el ápice de su lengua por sobre su labio inferior en un acto de humedecerlo más no fue necesario, sintió aquel sabor salado producto de sus lagrimas bañando levemente parte de sus labios, en ese momento; murmuró palabras sin sentido y bufó de molestia, cansada de todo lo que significaba el estar ahí.

Sí tan solo pudiera sacarse el corazón y no amar a nadie más, pero ello sería relativo, se refería en sí a la parte emocional de su cuerpo representando al amor en forma de su corazón, como cualquier persona lo hacía, y ahí estaba el detalle, sí tan solo los sentimientos no existieran, o sí no se hubieran hablado, quizás, y lo peor sí tan solo ella no hubiera dado aquel paso derrumbando la barrera de indiferencia para permitirle el conocerla, el conocerse, sin eso ella seguramente no se estaría maldiciendo por habérsele entregado en cuerpo y alma, ni por haberse enamorado perdidamente de uno de sus peores enemigos, donde el muy maldito resultó ser algo más importante para ella, no, no estaría tirándose al vacío, a la muerte.

Ella, muy en el fondo, no lo quería solamente, lo amaba y sí estuviera en sus manos, volvería a vivirlo todo, tan simple como ello, volvería a sufrirlo todo y a escuchar sus palabras de desprecio con el único motivo de que volvieran a estar juntos una vez más. Después de todo no importaba cuantas veces nos hagan sufrir, cuando alguien se está enamorado somos ciegos, demasiado, y nos gusta sufrir ¿Masoquismo? Era lo más probable; Hermione Granger estaba enamorada y dispuesta a sufrir por un amor no correspondido. Y era tarde, demasiado; nada podría ser diferente y de ello se dio cuenta, en algún momento quiso pensar lo contrario pero no.


“Oh it tears me up. I try to hold on, but it hurts too much. I try to forgive, but it's not enough to make it all okay”


Sus manos ahora estaban engarradas en dos fuertes puños los cuales se apoyaban en el frio pasto y su respiración se agitó al saber que no estaba sola en aquel lugar, pero eso no era lo relevante, sino que se trataba de él, lo podía sentir, y su corazón una vez más se agitó de tan solo pensar que tal vez todo había sido un error, parte de su retorcida mente o quizá un juego del día de los inocentes.

Sonrió para sus adentros al darse cuenta de lo desdichada que era, sabía perfectamente que nada era nuevamente como lo pintaba porque no estaba loca, no había sido una alucinación o mucho menos; pero no se daría por vencida, ella tenía que sentirlo una vez más, con eso bastaba, no importa sí el resto de su vida viviera infeliz por amarlo de esa manera, ella solo quería probar sus labios una vez más, tan solo un vez más.


“Let me hold you. For the last time. It's the last chance to feel again. But you broke me. Now I can't feel anything.”


Sus pensamientos anteriores volvieron a surgir raspando su piel, una vez más deseó con todas sus fuerzas que todo fuera una mentira aunque sea momentáneamente, ¡Que tonta! quería olvidar el pasado y que todo volviera a pasar, no le importaba llorar una y mil veces con tal de tener nuevamente esos ojos grises solo para ella, esa mirada fría recorriendo su cuerpo desnudo y esas frías manos marcando el territorio que de por sí ya era suyo.

Tomó una gran bocana de aire y pudo sentir su aroma a menta mezclado con ese olor tan varonil que siempre tenía, sintió como el aire pasaba por su garganta, la quemaba y le raspaba, un fuego interior se incendió en ella, se estaba quemando pero no le importaba, estaba volviendo a sentirlo cerca y eso era lo que ella quería.

Los pasos se detuvieron justo a pocos centímetros de ella, con algo de miedo levanto la mirada, sus ojos ahora rojos por el llanto se fijaron en su piel pálida la cual ahora brillaba por el resplandor de la luna, sus ojos vagaron por todo el cuerpo de aquel escultural dios que tenia frente a ella, diviso sus ojos grises que la miraban fijamente sin expresión alguna, sintió como si miles de puñales se clavaran en su corazón, pues aquellos ojos que muchas veces la saludaban con amor ahora estaban delante de ella mirándola como si fuera una más, trato de alejar esos pensamientos y concentrarse en tenerlo para ella una vez más. 

Entonces pensó, pensó en cada parte del cuerpo del rubio que había besado, que había tocado con sus manos, pensó en las huellas que sus uñas dejaron en la piel clara de aquel hombre que la volvía loca, pensó en las veces que mordió aquellos labios que aunque no fueran carnosos transmitían mayor pasión de lo que alguno pudiera haber intentado; sintió como algo dentro de ella iba subiendo de temperatura poco a poco, esa chispa de un comienzo fue creciendo hasta convertirse en fuego vivo, la estaban calcinando y vaya que esa sensación le estaba gustando.

Se quedó unos segundos admirando su cabellera rubia desarreglada, cabellera que sus manos se habían aventurado a acariciar a enredarse junto a él y ¿cuántas veces? Eran incontables.

Recuerdos. Ahora eran simplemente eso, recuerdos.

- Hermione… - había dicho sabiendo lo que provocaba en ella cuando lo hacía, divino era escuchar su nombre de sus labios. - Hermione - se atrevió a repetirlo y ella solo entrecerró sus ojos.

Su mirada podía decir muchas cosas, y eso lo trasmitía mirándolo fijamente; él extendió una de sus manos y yo sin pensarlo la tomó, estaba helado y no le importó el porqué, la ayudó a levantarse quedando a escasos centímetros jugando con la tentación de no mirar sus labios finos.

Estaba ahí parada frente al hombre que tanto amaba y que tanto daño le había hecho semanas atrás, no hacía más que mirarle como una niña embobada, no hacía más que pensar en tenerlo nuevamente cerca de mí, en sentirlo mío una vez más… Si, era masoquista, definitivamente que lo era, pero es que no importaba cuantas veces me hiciera sufrir, con tal de que una vez más me regalara una sonrisa, una caricia, un te quiero, no importaba cuantas veces me lastimara con sus palabras diciéndome que no me amaba que lo nuestro no funcionaría, no, para mí solo importaba que a pesar de todo, él estaba parado frente a mi diciendo cosas que yo obviamente no entendía, pero estaba ahí… para mi…

- Hermione – su voz esta vez sonó un poco más dura.

Subió el rostro para verlo, haciendo que sus cabellos se movieran con frenesí, y se quedó estática al ver que sus ojos denotaban algo de ¿tristeza?


“I can't tell you something that ain't real”


- ¿Por qué estás aquí? – preguntó con voz débil, sabiendo que se ahogaría en lágrimas al ver que no contestaba; su vista, él parecía estar viendo a la nada.

- Tenía que hablarte una vez más - se escuchó, cómo sí hablara al viento.

- Pues aquí me tienes, ¿qué es lo que quieres? - soltó con valentía; odiaba que hablará con ella y no la mirara a los ojos, odiaba que hiciera como si ya no existiera.

- Yo solo… - susurró lentamente mientras sus ojos bajaban y se encontraban con los de ella, algo que había esperado.

- ¿Qué? – su voz denotaba cierto miedo, lo amaba tanto a la vez que lograba hacerle tanto daño, sabía perfectamente lo que tenía que hacer, era por su bien.

- Hermione, yo... – no pudo continuar, simplemente bajo la mirada y se quedo observando el suelo; ambos sabían que este sería el final pero al parecer ninguno de los dos lo quería afrontar. 

El silencio los invadió por un segundo, y ella esperó paciente, sabía que le dolería, y sabía que cuando ambos volvieran a hablar, que cuando sus palabras se cruzaran una vez más, todo habría terminado y esta vez para siempre, porque él no la amaba más y porque ella a pesar de seguir haciéndolo, no podía vivir con un sufrimiento constante, principalmente porque Draco no era para ella y ella… ella lograra ser mucho para él, si, ese era el punto, Hermione era mucho para él, y por más amor que le diera, él no volvería a responderle de la misma forma, para todo hay un límite y ese día estaba llegando el suyo.

Avanzó dos pasos hacia él, acercándose un poco más, consiguiendo oler su exquisito aroma, y no para sorpresa, también mezclando sintiendo su aliento frío, a menta, curioso, fresa y menta era una perfecta combinación. Hermione sintió un pequeño escalofrío recorriendo su espina dorsal en pocos segundos, unas manos se habían posado en su cintura a la vez que ya se hallaba rozando los labios del mismo Slytherin, por impulso ambos cerraros los ojos, inconscientemente sus labios se unieron una vez más, y un choque eléctrico se hizo esperado. Por inercia sus manos subieron hacia su cabello rubio y es que deseaba sentirlo, sus labios comenzaban por enésima vez a reconocerse, movimientos tan suaves pero que no dejaban de desprender calor y pasión, sus manos subieron recorriendo su silueta dejándose embriagar por aquella sensación, dejando que sus labios volvieran suspirar como tantas veces, pero esta vez no volvería a ser suya y que al día siguiente despertaran como si nada hubiese pasado.

Draco se separó de ella, mirándola con lujuria y eso hizo que la castaña sonriera por dentro, mas no lo miró con sentimiento alguno; sus manos empujaron su pequeño cuerpo lejos de sí y cerca de aquel árbol que tantas veces fue testigo de aquel amor ya inexistente, pero hoy sería testigo de algo más. La castaña sintió como su espalda chocaba contra el tronco al mismo tiempo que él volvía nuevamente a estar más cerca, no le dio tiempo ni tan siquiera para respirar porque se hallaba devorando sus labios por segunda vez, sin embargo la pasión y el frenesí con que lo hacía la había aturdido por unos segundos, mas se dió cuenta que él deseaba hacerla callar y que admitiera que lo seguía deseando, que deseaba ser de él y que gritara su nombre como en varias ocasiones, que sus labios aclamarán por ser recorrida, una y otra vez, pero esta vez… esta vez ella haría algo diferente, esta vez era Hermione la que entendía por fin las cosas, ese día sería justamente ella la que diría “adiós”. 


“Let me hold you for the last time. It's the last chance to feel again”


Se separó lentamente de él, empujándolo lejos de ella con fuerza; él la miró sin comprender y por un momento hizo el ademán de volver a besarla; ella negó ligeramente con la cabeza colocando un dedo en sus labios para silenciarlo, evitando nuevamente lo que podía ser aquel contacto. Lo había entendido, no había sido un juego, él realmente no la había amado, pero existía aún aquella llama de esperanza donde si la amaba, la atracción no podía haberla confundido con amor y ella tampoco estaba como para esperar a que se decidiera a estar con ella.

Las fuerzas con las cuales intentaba antes hacerle entender que sí podían salir adelante se habían desvanecido días atrás, cuando le había dicho por primera vez que todo habría sido un error, lo típico para zafarse de algo, decir aquella frase sin importar cuanto había sufrido y a pesar de que lo había seguido amando con la misma intensidad de un principio o tal vez aún más, ya no sentía que ese amor le diera vida, más bien, la estaba matando, y sí, podría decirse que era masoquista. Pero por ese día ya había cumplido su meta, lo tenía al frente de sí, deseándola como su mirada lo reflejaba, sus labios la recorrieron nuevamente haciéndole ver como anhelada todo su ser, pero ya lo había tenido para ella por última vez.

- “No se puede jugar a romper las cadenas. No puedo sentir todo lo que mi corazón quiere sentir, no puedo decirte algo que no es real” – recitó ella mientras que el rubio la miraba sin entender, por ahora, y ella no se detuvo - Cuando te amo, es tan falso que no puedo convencerme a mí misma, incluso cuando estoy hablando, es la voz de alguien más – su mirada se comenzó a apagar, y por fin había logrado comprender de que se trataba mas no dijo nada al respecto – Bueno, la verdad duele y se encuentra peor. ¿Cómo puedo dar más cuando te quiero un poco menos que antes? – las lágrimas amenazaban con salir pero ella no le iba a dar el lujo de verla vulnerable y menos por culpa de él, sería fuerte - Pero estamos corriendo por el fuego, cuando no hay nada para salvar a la izquierda. Es como perseguir el último tren cuando ambos sabemos de que jamás lo alcanzaremos, es demasiado tarde – susurró al fin habiendo desvanecido su voz mientras su mirada se mantenía fija sobre la de él.

- Demasiado tarde – habló del mismo modo que ella; su mirada se tornó fría, y podía sentir como la quemaba, como intentaba hacer que ella decayera, pero ella había puesto aquella barrera, era fuerte al igual que él, mientras que en lo demás seguían siendo tan diferentes como siempre; él lograba ser el fría que la mataba por dentro mientras que ella era aquella llama que lo encendía y derretía por fuera, él era aquella luna hermosa que aunque nunca estaba solo, pues tenía estrellas para su compañía, ninguna de ellas lo llenaba tanto como lo hacía ella, pues era ese sol que a pesar de estar solo siempre brillaba para los demás, eran como agua y aceite, posible de juntar pero imposible de mezclar.


“But we're running through the fire. When there's nothing left to save. It's like chasing the very last train. When we both know it's too late”


- Ya no hay vuelta atrás – volvió a susurrar mientras desviaba su mirada de la de ella.

- Ya no hay nada que salvar – repitió con cierto desdén camuflado perfectamente entre palabras.

- Entonces esto es... un adiós – dijo sin pensar volviendo a tornarse sereno y sin una pisca de… remordimiento.

- No – dijo ella tajante haciendo que Draco voltease su rostro - este es mi adiós, Draco Malfoy – dijo armándose aún más de valor – soy yo la que te deja, fui la que se dio cuenta de que estamos en un barco a la deriva y yo no me quiero hundir, no, sabiendo nadar, porque me cansé de amarte tanto y que tu ya no sientas igual que antes.

- Yo… - intentó hablar mas ella no se lo permitió.

- Me cansé de esperar, de sufrir, no puedo dar más – dijo en un tono medio irónico, al igual que bajaba la mirada - Ya no eres para mí y yo... 

- No eres para mí – continuó tomando su rostro con ambas manos en pocos segundos.

- Soy mucho para ti, y ese el motivo – dijo mientras con fuerza alejaba su rostro de aquellas manos que se permitiría no volver a tocar – nuestro tiempo acabó – repitió con más seguridad mientras giraba su rostro disponiéndose a caminar en sentido contrario.

- Lo sé – escuchó vagamente y de inmediato giró su rostro sintiendo como él también lo hacía, sus pasos sonaron entre el césped que se hallaba húmedo por la lluvia, curiosamente el clima también estaba como ellos, oscuros, vacíos - Hasta luego, Hermione, perdóname por no poder… amarte como te mereces –habló consigo mismo sabiendo que la escucharía, y así lo hizo, su rostro miraba a ningún lugar aparente mientras seguía su camino.

- Siempre te amaré, Draco, aunque no estemos destinados a estar juntos – dijo mientras se giraba a observar el castillo desde aquel punto, observando como él se alejaba; suspiró resignada sin nada más. 

Esa fue la última vez que ella cruzó palabras con él, la última vez que se vieron por más que lo habían deseado, esa fue la última vez que Hermione Granger lloró por un hombre y la última vez que amó a alguien de verdad.


“You can't feel anything that your heart don't want to feel”